Semana Levihan[💚°💜]

Oo3 | ¿Voy A Ser Padre?

La siguiente es una continuación del día anterior, me pareció buena idea continuar con la historia que escribí ayer 🥰 pero esta vez serán los Levi y Hange jóvenes...

Habrá Smut!

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Desde atrás hacia adelante, una noticia cruza ciudades y distancias. Dos mujeres a punto de volverse locas.

—¡¿QUÉ HAS DICHO?!

Así empezó.

Nanaba gritando a través del teléfono, sí no fuera porque vivían en ciudades distintas podría haber jurado escuchar el eco de sus gritos de emoción desde su casa.

Por otro lado Hange estaba aterrada, ansiosa, feliz, incrédula, su mente contaba una y otra vez los meses y los días ajustando su calendario menstrual a la fecha actual y tratando de recordar todas la veces que habían tenido sexo sin protección, que... Habían sido muchas.

Se sonrió nerviosa.

No tenía ni la maldita idea de cuándo ni en qué momento, pero ahí estaba, sentada en el borde de la tina debatiéndose entre hacerse o no la prueba de embarazo.

—Nana... ¿¡Y sí solo son ideas mías!?

Ella volvió a gritar por el teléfono, casi rompiendo sus tímpanos.

—¡¡NANA!! —escuchó como hacía ejercicios de respiración para calmarse y dejar de gritar de felicidad por ella; la vio sentarse en el sofá y dejar la pantalla frontal activa.— ¿ya terminaste? ¡Me pones mas nerviosa!

Ella soltó una carcajada y se frotó las manos expectante.

—¿Ya te lo hiciste? ¿Qué resultado te dio? —acercó mucho su cara a la pantalla.— ¡Enseña me!

Hange chasqueo la lengua.

—¡Aún no me lo he hecho!

—¡Aaah y ¿¡Qué diablos estas esperando!?, ¿¡Qué me lo haga por ti!? ¡Vamos orina encima de esa porquería y muéstrame!

—Ya, ya lo haré. —se levantó del borde de la tina, dejando su teléfono en el lavamanos con la pantalla hacia el techo, abrió el envoltorio y le mostró como sacaba el pequeño aparato del empaque.— aquí voy...

Nana a volvía a emitir sus chillidos de emoción. Hange se iba a volver loca entre ella y su aun no confirmado embarazo.

Hubo un momento de silencio seguido por el sonido que hizo al orinar sobre la prueba, se lavó las manos y lo dejó en el mueble sin siquiera mirarlo.

Volvió a su asiento en el borde de la tina mordiéndose una uña.

—¡Diablos me cagare de la ansiedad! —soltó hange en broma.

—Ya hasta hablas como Levi —se burló Nanaba.— ¿Cuánto debes esperar?

—3 minutos dice la caja.

—Y... ¿Cuándo se revolcaron por última vez? —le preguntó sin filtros, riéndose ante las caras de su amiga.— perdón, quise decir ¿cuándo jugaron a la casita por última vez?

Hange comenzó a contar con los dedos, aunque no tenía ni una idea fija: ¿habrá sido aquella vez en la cocina?, no, no, no y ¿que tal esa vez en el auto?