Capítulo 20

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El viaje de vuelta a casa fue todo menos placentero. Mi cabeza no terminaba de procesar las palabras de Cody y eso me hizo imposible mirar a Elena a la cara o incluso mantener una conversación normal con ella en el coche.

Por suerte Elena se había quedado dormida.

No podía. Me sentía horrible, como si desde que la había visto frente a mi apartamento... la hubiese estado presionando e incitándola, consciente e inconscientemente, para que se acercara a mí.

Mierda.

Aparqué el coche a un lado de nuestro edificio y me giré hacía ella.

Dormía profundamente con unos mechones sueltos sobre su rostro. Su boca estaba un poco abierta dejando escapar pequeños suspiros. Mordisqueé mi labio involuntariamente sin apartar los ojos de su pequeña boca.

¿Cómo podía afectarme tanto aquella chica?

¿Qué tenía de malo lo que yo sentía por ella? ¿Por qué traicionaba a Alex cada vez que me dejaba llevar por esos sentimientos? Al fin y al cabo... ¿no había sido yo el primero en enamorarme de Elena?

Aparté aquellos cabellos rebeldes de su rostro y los puse suavemente tras la oreja.

Estaba tan bonita ese día.

Me incliné sobre ella y deposité un pequeño beso sobre su frente notando aquella maldita electricidad que me recorría cada vez que mi piel se ponía en contando con la suya.

Salí del coche y lo bordeé abriendo la puerta para que ella saliese.

Respira hondo y actúa normal.

Sí, ya ya.

Carraspeé pero ella ni se inmutó.

Parece que hoy tocaba el papel de príncipe azul llevándola en brazos hasta su puerta.

Chasqueé la lengua.

Siempre preferiría ser el villano.

Un villano irresistiblemente...

Gracias conciencia.

...idiota.

Que te den.

¡Despiértala ya!.

Sacudí su hombro intentando obtener alguna clase de repuesta por su parte de que siguiese viva y no hubiese traspasado un estado de inconsciencia extraño.

Balbuceó algo incoherente que me hizo sonreír.

-Elena -.

Sus ojos comenzaron a abrirse lentamente dejándome ver aquellos maravillosos ónices oscuros.

-Tienes una especie de fantasía en la que te llevo en brazos hasta el umbral de tu puerta ¿verdad? – bromeé -.

Ella frunció el ceño y me taladró con la mirada.

-Si alguna vez tuviese esa clase de sueño contigo, créeme estoy segura de que sería una pesadilla – dijo con sarcasmo dando un paso fuera del coche -.

-Tocado y hundido – contesté poniendo los ojos en blanco-.

Subimos en silencio las escaleras y no había visualizado nuestro rellano cuando Elena casi corrió fuera de mi alcancé en dirección a su apartamento.

-¡Que modales son esos! Las niñas buenas deberían dar las buenas noches – solté-.

Pues sí que tenía prisa por alejarse de mi.

-Mira por donde no soy ninguna niña buena – hizo una pausa para añadir– espero que eso no te quite el sueño.

Aquello solo hizo aumentar mi lista de sueños pervertidos por ti, querida.

Siempre fuiste tu +20  (Mientras Dure Versión Aaron)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora