Capítulo 5

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Universidad.

Fantástico.

Genial.

Me pellizqué el puente de la nariz mientras contaba mentalmente hasta diez, bueno quizás lo hice hasta veinte, me dolía la cabeza a horrores y el hecho de que la noche anterior había dormido poco no lo arreglaba mucho. Por suerte no había tenido que soportar la asamblea de bienvenida que daban cada año y que estaba programada el día anterior. ¿Por qué se seguían haciendo esas cosas? Era una estupidez. En esas charlas no solían decir nada que tuviese sentido y simplemente se limitaban a exaltarse ellos mismos con el típico discurso de que aquella universidad era la mejor del país. Venga ya, estaba seguro de que ese guion se lo tenían memorizados todos los rectores de Estados unidos.

Estiré la mano sobre el asiento de atrás, donde descansaba una hoja de papel arrugada que había estado mirando varias veces durante toda la noche. ¿Historia antigua y medieval a primera hora?.

Suspiré.

¿Quién demonios hacía estos dichosos horarios? A nadie le apetece dar historia antigua y medieval nada más levantarse, no debe ser sano.

Pase los ojos por el horario que había conseguido descargarme la noche anterior y suspiré más. Volví a arrugar el papel, esta vez haciendo una bola, y lo tiré a mi espalda al mismo lugar donde había estado.

Mi teléfono sonó a mi lado, advirtiéndome incluso de que debía cambiar el tono de llamada. Ya había aborrecido aquella canción. Le di al botón de rechazar la llamada sin tan siquiera mirar quien era. No me apetecía hablar con nadie, además seguramente sería mi madre para recordarme una vez más que me abrigase antes de salir de casa.

Solté un bufido.

Por dios mama, estoy viviendo en Berkeley, aquí lo que menos se necesita es un abrigo gracias al calor bochornoso que suele hacer durante el día.

La conocida melodía volvió a hacerse eco en el interior de mi coche. Otra llamada.

Puse los ojos en blanco. Esta vez si miré la pantalla y me llevé el teléfono a la oreja.

-Otra vez tu – murmuré -.

-Me habías colgado – contestaron al otro lado del teléfono -.

-La gente normal captaría el mensaje a la primera y no volvería a llamar – hice una pausa – pero claro tu te sales de la normalidad.

-Esto de madrugar te sigue sin sentar nada bien – me dijo – y ahora lo más importante, hace días que no me llamas.

-Explícame cuando te has convertido en una novia controladora – bromeé -.

Casi podía ver como estaría sacándome el dedo corazón al otro lado del teléfono.

-No llamas, no escribes – comenzó a decir él -.

-Alex, te escribo todos los días – sacudí la cabeza -.

-Ya lo sé, pero mi discurso estaba quedando mejor así -murmuró él -.

-Búscate a otra persona a la que atormentar, niño rico – bromeé – así dejaras de estar obsesionado conmigo.

Él bufó.

-Esto es un muermo – se lamentó él ignorándome – las clases son insufribles.

-Pero si aun no has tenido ninguna – dije -.

-Pero lo intuyo, sé que serán insufribles – corrigió él -.

Unos golpes en el cristal me sorprendieron. Mira a mi alrededor y vi a Tyler señalando hacía las puertas principales del campus. El aparcamiento estaba casi despejado y los demás estudiantes se dirigían a paso lento hacía su destino infernal. Algunos iban felices y emocionados, pensarían que esto sería como las películas y que conocerían al amor de su vida durante alguna clase. Imbéciles. Otros por el contrario se veían aburridos, como si supieran perfectamente que lo que había al otro lado de esas puertas no era para nada bonito. Perfecto, yo pertenecía a ese grupo sin duda.

Siempre fuiste tu +20  (Mientras Dure Versión Aaron)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora