Una cena desastrosa

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Hongjoong era un invitado más en aquella elegante reunión, pues Yeosang había insistido en que asistiera como su amigo y no como un sirviente. La verdad era que para el pelirrojo terminaba dando igual; si los meseros y ayudantes se veían muy cargados de trabajo, él terminaría ayudándolos. Sin embargo, debía admitir que era algo extraño convivir como uno más de los invitados. 

Quería imaginar que alguien que no perteneciera a la familia Kang se percataría de la farsa, pero se dio cuenta de que era muy pretencioso imaginar que alguien le prestaría atención, menos usando un aburrido vestuario gris que no resaltaba para nada. De cualquier manera, era mejor así.

Mientras divagaba en sus fantasías caminaba con las manos entrelazadas tras la espalda y no podía evitar recorrer las mesas de los invitados con la mirada;  un viejo habito de mesero. Hongjoong estaba tan distraído que no se dio cuenta con quien se tropezó al girar bruscamente por una esquina.

—¿Podrías fijarte por donde caminas, porfavor? —dijo Seonghwa de mala gana sacudiendo su espectacular y caro traje negro como si Hongjoong lo hubiera manchado con algo por el simple hecho de tocarlo. El menor resopló por ello, pero no le dio mayor importancia. Se cruzó de brazos y se recargó ligeramente en la pared, al menos le parecía respetuoso que el alfa no se avergonzara de hablar con un simple sirviente. 

Seonghwa levantó la vista y se dio cuenta de que Hongjoong lo veía con atención, como si lo estuviera juzgando descaradamente.  

—¿Algo que quieras decirme?—preguntó a la defensiva.

—Sigo sin entender qué es lo que Yeosang ve en un tipo tan despreciable y malhumorado como tú.

Aquello fue suficiente para el pelinegro, quien terminó por acercarse al omega con un hábil movimiento y sin dudarlo dirigió su mano hasta sus mejillas  para apretarlas. Hongjoong gruñó y le mostró los dientes como amenaza. Intentó quitarse la mano de la cara, pero aquello terminó siendo divertido; uno más de sus pesados y horribles juegos. 

—No dejaré que tu y esa linda lengua venenosa puedan conmigo esta noche. ¿De acuerdo?

Seonghwa lo soltó bruscamente y Hongjoong se tocó dramáticamente  la mandíbula, como corroborando que no lo hubiera lastimado. Las marcas rojas poco a poco comenzaron a desvanecerse. 

—Asi que mi lengua te parece linda ¿eh? —sonrió con sorna.

El alfa lo fulminó con la mira, no tenía nada más que decirle, así que se dispuso a seguir su camino e ignorarlo el resto de la noche. Sin embargo, Hongjoong  lo detuvo abruptamente de nuevo tomándolo de la muñeca.

—Sé qué es lo que vas a hacer —lo encaró el pelirrojo. Seonghwa se quedó confundido por un instante —Sé que yo nunca te he agradado, y sobra decir que tu a mi tampoco. No te soporto, te juro que nada. Pero sé que Yeo te ama y yo lo amo a él, es como mi hermano. Por eso quiero que me prometas que vas a cuidarlo con toda tu alma cuando se convierta en tu omega.

El pelinegro abrió los ojos con sorpresa después de escucharlo. Estaba sorprendido de la expresión que nunca antes había visto en el inquieto Hongjoong, esa forma de fruncir el ceño, el ligero brillo de las lagrimas cristalizar sus ojos, y la forma de curvar sus finos labios. Seonghwa Inevitablemente relajó su rígida postura al verlo.

Era verdad, ninguno de los dos había logrado llevarse bien con el otro a pesar de los años. El mayor siempre había pensado que Hongjoong era como una granada de color y energía a punto de explotar; poco prudente y demasiado extrovertido para su gusto; y por ello estaba seguro de que era imposible que sus personalidades llegarán a ser compatibles  algún día, pero al parecer, de ahora en adelante tendrían que aprender a no desear asesinarse mutuamente por el bien de la persona que mas amaban. 

SWEET LOVE // SEONGJOONGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora