SWEET LOVE // SEONGJOONG

Nuestra realidad no es estar juntos

Los días pasaron y las cosas parecieron ir mejorando poco a poco.  Para Hongjoong había llegado la hora de regresar a casa. Habían pasado más de tres meses y el plazo se había terminado. Desde el enfrentamiento con Yunho no había podido pensar nada con claridad, estaba agotado de todo. 

Los amables sirvientes le ayudaron a llevar sus cosas hasta el automóvil donde Boris ya lo esperaba. Para su sorpresa no arrancaron de inmediato. Lo que lo hizo pensar en todas las cosas buenas que había pasado en aquel lugar  a pesar de todo. Se había encariñado con los sirvientes y los sirvientes con él. Sabía que no debía, pero algo en su interior le decía que los iba a extrañar.

Hongjoong salió de su letargo  cuando vio que Seonghwa también se acercaba al automóvil mientras terminaba de abrochar el botón de su elegante saco negro. El alfa no subió al lugar de copiloto, como solía hacerlo, sino que se sentó al lado de Hongjoong en la parte de atrás. Con un tono firme y frío, que el omega no había escuchado desde hacía tiempo, dio la indicación de que podían irse. 

A pesar de la tensión sostenida durante todo el camino, ninguno tuvo el valor para decir algo. Y cuando el auto finalmente se detuvo frente a la mansión Kang, se quedaron sentados un momento. El pelinegro observó que Yeosang ya lo esperaba en la entrada. 

-Bien, finalmente has vuelto a casa -le dijo Seonghwa al menor.

Hongjoong no pudo contestarle nada,  abrió la puerta del carro para salir rápidamente y respirar un poco de aire. Seonghwa no tuvo mas opción que hacer lo mismo.

En lados opuestos, ninguno pudo dirigirse la mirada. Sabían que lo más sensato era  tener una ultima conversación donde decidieran que iba a pasar entre ellos de ahora en adelante, pero ninguno podía dar el primer paso. 

Seonghwa pensaba que  Hongjoong era alguien muy fuerte; se lo había dejado en claro en cada oportunidad que había tenido. Jamás llegaría a confundir sus sentimientos hacia él y mucho menos, en caso de que llegara a corresponder, sería capaz de lastimar a su mejor amigo. Él estaba de acuerdo con la ultima parte, pero en cuanto a ser fuerte y negar que sentía algo por Hongjoong... 

El peliazul le dirigió la mirada hasta que escuchó sus pasos alejarse. Lo observó durante todo el trayecto, justo al momento en  que  se reencontraba con Yeosang. Observó cómo los cálidos brazos del mayor rodearon por la cintura a su amigo, y como este, absolutamente feliz, lo abrazó por el cuello y depositó un beso en sus labios.

De pronto Hongjoong se dio cuenta de que la vista se le nublaba un poco y se sorprendió al darse cuenta de que las pestañas se le humedecían. Tomó su maleta de la cajuela y decidió irse cuanto antes hacia su antigua habitación por la parte del personal de servicio. De pronto el tiempo había retrocedido y todos esos meses se sintieron simplemente como un sueño. Seonghwa volvía a ser  el príncipe arrogante que era perfecto al lado de Yeosang.

Hongjoong continuó su camino. Agradeció no haberse encontrado con nadie del servicio, pues a esa hora estaban trabajando en los quehaceres diarios. Llegó a su cuarto y cerró la puerta inmediatamente con seguro. Solo entonces comenzó a llorar. 

Se recargó en la pared y dejó que su espalda se resbalara hasta el suelo. Sentía que los sollozos salían de su garganta totalmente contra su voluntad; las lágrimas no lo dejaban ver nada. Sentía que el corazón podría detenérsele en cualquier momento. Y aunque no quería, sabía perfectamente qué nombre darle al inmenso dolor que estaba lastimando cada fibra de su cuerpo. 

¿Por qué tenía  que haberse enamorado de Park? Lanzó un gritó de rabia y volvió a cubrirse con sus brazos apoyados en las rodillas. Sentía que era un tonto. Por supuesto que Seonghwa jamás lo elegiría a él; por supuesto que jamás traicionaría a Yeosang, y sin embargo, lo único que su ego quería era salir corriendo y gritarle a todo el mundo que Seonghwa no podía casarse con nadie mas que no fuera él, porque lo amaba demasiado.  Se odió  por ese pensamiento, no sabía en qué momento había olvidado cual era su lugar en todo eso.