Nuestras consecuencias

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Cuando se despidió de la mansión, Hongjoong corrió al garage de su amigo Mingi para ocultarse por unos días. Creyó que al llegar a dicho lugar su mente lograría calmarse un poco, creyó que podría olvidar todo y que se llenaría de emoción para seguir con sus planes... Pero no fue así. Lo intentó, pero no pudo apartar esa enorme tristeza que amenazaba con aplastarlo en cualquier momento.

Mingi se dio cuenta del estado de su amigo, y aunque intentó darle espacio, comenzaba a preocuparse por no notar mejoría. Hongjoong casi no comía, dormía mucho y estaba pálido todo el tiempo. Un día de la tercera semana se alarmó particularmente cuando fue a verlo a la habitación porque un intenso aroma, extremadamente dulce, confundió sus instintos. Hongjoong nunca había olido de esa manera.

-Kim... - lo llamó Mingi recargándose en el marco de la puerta y cubriendo un poco su nariz.

-¿Que quieres? -Hongjoong se quejó entre las cobijas.

-No me gusta verte en ese estado.-El menor solo volvió a quejarse y continuó dándole la espalda. -Agh ¿Por qué hueles de esa manera?

-¿A desgracia y miseria? -dijo el de cabello azul sin convicción.

-No, hueles a caramelo quemado.

-¡Ja! Buena esa. Te juro que hoy tomaré un baño, lo siento no es mi intención darte problemas.

-No, Hongjoong, hablo en serio, tu olor es horriblemente dulce. Tengo ganas de salir corriendo, me estás repeliendo.

-¡Yo no estoy repeliendo a nadie!

Hongjoong se sentó abruptamente lanzando las sabanas por los aires. Estaba harto de las palabras de su amigo. Olfateó a su alrededor intentando detectar en su ropa aquel aroma extraño del que Mingi hablaba, pero no logró percibir nada. Era cierto que no olía a lo mejor del mundo, pero sin duda caramelo quemado no era la palabra adecuada para describir su esencia.

Mingi recuperó la compostura para volver a hablar.

-Algo te pasa, no puedo acercarme más a ti. Creo que... Deberías ir al médico.

-No quiero ver a un doctor.

-Entonces tienes que hacer algo, no puedes quedarte en este cuarto de cosas viejas para siempre.

-¿Me estás corriendo?

-Nunca haría eso -Mingi se sintió ofendido por el comentario, pero volvió a suavizar la expresión de su rostro al ver lo decaído que estaba Hongjoong. -Lo siento -le dijo atreviéndose a cercarse un poco más y dejando de lado aquel aura que se esforzaba por alejarlo. -Sé que aún estás aturdido por lo que pasó, pero si no dejas que nadie te ayude esto terminará mal.

El de cabello deslavado reflexionó un poco sobre las palabras de su amigo. Era verdad, no le había contado todos los detalles de lo que había pasado con Seonghwa... Seonghwa, el simple hecho de recordar su nombre lo hacía querer ponerse a llorar.

Mingi lo veía con lastima y tristeza ¿Dónde había quedado aquel omega resplandeciente y aventurero que quería comerse el mundo de un bocado? Mientras pensaba en eso, aquel molesto y desconcertante aroma volvió a llegar a sus fosas nasales. Hongjoong percibió su expresión de asco.

-¿De nuevo está ahí? -preguntó realmente avergonzado.

-Sí

Hongjoong se encogió un poco en sí mismo, muy apenado y confundido de no poder controlar algo que no detectaba.

-Kim... - la voz de Mingi lo hizo prestarle atención. -Creo que sé por qué hueles de esa manera.

Hongjoong abrió los ojos con sorpresa al entender a qué se estaba refiriendo Mingi, y entonces su cerebro quedó en blanco. No, aquello en lo que estaban pensando no podía ser cierto. El alfa se puso de pie y le dijo que iría a la farmacia a conseguirle unas pruebas de embarazo.

SWEET LOVE // SEONGJOONGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora