El beso que no debí dar
Cinco años atrás...
— ¡Se está haciendo tarde, Leslie! —grita mi hermana desde la planta baja de nuestra casa, ella ha estado apurándome en que termine de alistarme para irnos al aeropuerto, corre de aquí para allá, no se queda quieta. Hoy se comporta como toda una mamá; está llena de emociones. A veces pienso que puede estar embarazada de nuevo, porque ha sido una montaña rusa últimamente.
— ¡Ya voy a bajar, Lola! —Camino por última vez en mi habitación, a partir de hoy, ya no viviré aquí... vendré algunas veces, pero estaré en Londres por muchos años mientras estoy en la universidad.
¿En qué momento me gustaron los negocios y las empresas? Cuando empecé a ver cómo era mi cuñado Roger con su empresa; él es increíble, sabe lo que hace. Me ha enseñado muchas cosas sobre el área, y cada cosa que me dice, me entusiasma más. No puedo negar que irme a vivir a otro país es algo que no me esté haciendo sentir nerviosa, todo lo contrario, estoy muerta de miedo. Pero no soy una cobarde, no voy a tirar la toalla sin haberlo intentado.
Es por eso, que dentro de cinco horas, mi vuelo hacia Londres me llevará a una nueva vida, una nueva experiencia... es algo que he esperado hace mucho tiempo.
Mi sobrina Leah entra a la habitación con su muñeca en la mano, me mira con su ceño fruncido, como si no entendiera lo que está ocurriendo.
— ¿Qué pasa, mi pequeña? —le pregunto, acercándome a ella al verla con ojos húmedos. ¿En qué momento ha cambiado su mirada azulada?
— ¿Te estás yendo para siempre? —Su dulce voz me llena el alma y estruja mi corazón. ¡Cuánto la extrañaré!
—Claro que no, cariño. Tía Les va a estudiar en otra ciudad... Voy a volver —la atraigo en un abrazo—. ¿Prometes que seguirás siendo así de hermosa y especial, mi Leah? No olvides llamarme, decirme cómo te fue en el jardín de niños, si jugaste con Cole y Andrea, ¿vale?
—No te vayas, tía Les —ruega, su tono de voz me hará llorar. No quiero que esto sea una despedida, no es como si me fuera para siempre...
—Tengo que ir, princesa, pero prometo traerte muchos regalos cuando venga a visitarte, o cuando vayas a Londres, llevarte a comer muchos malvaviscos con chocolate, ¿te gustaría? Sé que a Lucas y a ti te gustarán.
El pequeño Lucas, mi otro sobrino, está en casa de sus abuelos paternos, de él me despedí esta mañana antes de irse. También extrañaré a ese pequeño travieso.
—Sí, sería súper, tía. —Ella me vuelve a abrazar, me da una sonrisa suave e intenta no llorar, así como lo estoy haciendo yo.
—Te amo mucho, ¿lo sabes? —Ella asiente—. Te extrañaré miles de mundos.
— ¡Te amo miles de mundos, tía Les! —Me da un fuerte abrazo, la cargo en mis brazos, damos un par de vueltas y ella termina diciéndome que me detenga, que irá a buscar a Chocolate para que también me diga «chao, tía Les». Me río, negando con mi cabeza. Limpio una lágrima que se ha escapado de mi ojo. Respiro hondo y sonrío.
Todo irá bien.
— ¿Estás lista, Les? —La voz de Roger me sorprende, pensé que nos encontraríamos en el aeropuerto, él tenía un almuerzo importante con unos empresarios.
Lo miro consternada, él se ríe.
— ¿Por qué me miras así? ¿Soy un fantasma? —Bromea.
Ruedo los ojos, mofando con él.
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NO DIGAS NADA Y CONÓCEME
RomanceLeslie Walts ha sido desde pequeña, una persona muy madura, espontánea, alegre y decidida. Desde hace cinco años no vive en Seattle; se fue a Londres a estudiar administración de empresas en una prestigiosa universidad. En un muy corto período de t...