Un ángel

7 3 0
                                    

No confían en mí. Pero aquí estoy, y nadie me puede parar. Todos dudaban cuando dije que volvería a las competiciones, aunque no hubieran pasado más de dos semanas. Sé que creen que es peligroso, y que podría arruinarme en el intento. ¿Pero qué imagen daría? Ya no soy la misma. Y pienso luchar por el oro.

La echo de menos.

Todavía siento sus pequeños pies dando patadas dentro de mí. De aquella no me gustaba, casi me desagradaba. Siempre había sido poco receptiva a todo aquello que no puedo ver. Y aquello... era casi como un alien dentro de mí, que parecía querer salir a patadas. Pero tampoco habían confiado en mí cuando dije que quería tenerlo, que aguantaría la ansiedad de todo lo que suponía traerlo al mundo.

Podía comprenderlo.

Nadie sabía de dónde había salido. Siempre me habían visto como una persona poco social, y sin pareja alguna... ¿Cómo había podido ser? Pero aquello era algo que no podía contárselo. No me creerían.

Un ángel me había visitado.

Había sido cálido, una sensación pletórica y llameante. De pronto, aquel ser me había hecho sentir más humana que nunca. Y la amé, la amé en el momento en el que la vi. Y ella me amó a mí. Lo supe. Aquel amor puro embriagó mi alma y mente, y me hizo sentir más en paz que nunca.

Fue rápido pero tan intenso que se me hizo una eternidad. Cuando quise darme cuenta, ella no estaba, se había llevado su luz.

Y me había dejado en mi interior una bella semilla. Nueve meses después, nacería ella, mi querida Adele, con unos profundos y hermosos ojos azules.

Y aquí estoy yo, semanas después. No he olvidado quien soy, ni he olvidado a qué he venido aquí.

Sé que ella, desde alguna parte, me está observando.






(Relato presentado en el concurso de libroscom de temática Olimpiadas, máximo 300 palabras)

Historias de Universo NeptunianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora