Oscuro

5 2 0
                                    

Las cámaras ciegan mi entrada al edificio. Por un momento no sé dónde estoy, ni hacia dónde me dirijo. Los flashes me hacen sentir perdido y fuera de lugar. Miles de reporteros me hacen miles de preguntas que no puedo entender, y se convierten en un barullo indescifrable.

Me dan ganas de alejarlos a todos por la fuerza.

Me contengo. Tengo un problema y todavía no sé cómo resolverlo. La Federación está convencida de que he hecho trampas, y que los estupefacientes fueron la principal causa de que ganara tantas medallas.

¿Cómo decirles...?

La puerta se abre y casi me tiro hacia el silencio y calma del interior. Los periodistas y sus cámaras se quedan atrás, y se siente como si me sumergiera de repente en el profundo océano.

Casi me cuesta pensar. Estoy nervioso.

Subo las escaleras. Al final de la cuesta se encuentran ellos. Me abren una puerta. Siete hombres trajeados me esperan en una mesa semicircular. Hay una silla en medio. Por un momento me siento incluso intimidado, pero me dura poco. De pronto ya sé que hacer -estoy cansado-, digo en voz alta. Algunos me observan confusos. Me acerco, y la silla, sola, sale disparada hacia una esquina. Todos me observan con sorpresa e incluso miedo.

-Bueno, estupefacientes decían, ¿no? - y les sonrío con una ennegrecida mirada.
Ya no me pienso ocultar más.

Historias de Universo NeptunianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora