[Soliloquio]

5 0 0
                                    

(Este texto es especial para mí. No es una historia propiamente dicha de mi universo, pero si me pareció importante colocarla aquí por la cantidad de referencias que tiene. Espero que algún día, si alguien se lee mi futura obra, sepa apreciar los pequeños elementos que se hayan escondidos en él. Espero os guste.)


Algunas noches, Neptunian venía a visitarme. Se apoderaba de mi cuerpo con su elegancia, y me llenaba con su poder y sabiduría. Ambas nos quedábamos observando el cielo nocturno, estrellado. Decía que había estado bajo muchos cielos como aquel, algunos con astros y otros sin ellos, pero que todos le transmitían lo mismo: infinidad y desconocimiento. Vivimos en un lugar muy grande, y no sabemos lo que hay realmente en él. Pocos como ella habían visto tanto y sabían tanto.


Me contaba que a veces olvidaba su nombre. ¿Quién era ella ya en aquel momento? ¿Tenía sentido llamarse Neptuno? Había recibido tantos nombres a lo largo de su infinita vida, que ni siquiera recordaba el primero.

-El primero me lo puso aquella mujer que se hacía llamar mi madre. La que me maldijo y expulsó. Todavía recuerdo su mirada de desaprobación. Yo era su decepción.

Decía que los viejos deseos sobre un trono en el que sentarse, sobre aquella idílica paz en el universo, no eran más que eso, viejos deseos. ¿Qué trono? ¿Qué paz? "El mal en sí mismo ya no existe. Nos hemos convertido en una simbiosis de ambos, algo intrínseco en nuestra existencia. Erradicar el mal, es también arrancar de raíz el bien. Cuando dos conceptos se dan la mano, ya jamás se pueden separar". También me contaba que todavía, aún todo el tiempo que había pasado, lo echaba de menos, aunque siempre acababa enloqueciendo entre el querer y el no querer. "Viejas costumbres", decía, de aquella antigua cultura en la que había nacido y en la que la habían educado. "¿Podrías llamarlo siquiera educación? Estaba en nuestra sangre, en nuestros genes. Éramos así, baúles vacíos, un alma coexistiendo en un corazón de piedra. Ya ni siquiera sé si puedo considerarme neptuniana. Lo que tiempo ha creía que era una evolución a algo superior, no fue más que un error que terminó extendiéndose, infectándolo todo". Y se detiene, pensativa. Es común. Se pierde en ocasiones sumida por recuerdos repentinos. Demasiados recuerdos arremolinados en su cabeza. "Ah... es cierto, recuerdo uno de los nombres que me pusieron, la del silencio. Sí, quizá esa es la infección, la del silencio".

Había mucho dolor en los recuerdos. La pena, tal y como había dicho aquella anciana aquel aciago día en el que empezó todo, se había cumplido. Todavía hoy la sentía. Una estúpida entre el montón que vagaba enloquecida de pena y dolor. Nunca había sido aceptada en ninguna parte. Era el precio de haberse salido totalmente de la línea establecida. Había roto el Destino, la lógica, la naturaleza, el sentido mismo del universo.

-¿Te arrepientes de algo en tu vida? - me preguntaba, observando la nada. Y yo no podía responder. Me arrepentía de tantas cosas... que ni siquiera soy consciente de ellas. Había sido tan duro que habían quedado como un remanente estelar en mi alma, un hueso fusionado en el que solo puedo percibir sensaciones y sentimientos, pero no ideas ni recuerdos. Mi corazón se llena de pena, y siento que pierdo el norte de mis recuerdos. "¿Quién soy?", me pregunto, asustada. De pronto lo recuerdo. Suspiro, agotada, dándome cuenta de que lo he vuelto a hacer.

Se acercaba un horizonte oscuro, y lo veía desde la lejanía. "¿Lo ves? ¿Lo ves? Ese es mi final", su voz se transparenta en mi mente, casi fundiéndose con la mía. "Sí, lo veo", le respondo, "tus ojos son los míos".




Gracias a Libros.com. En Ludus+ existen concursos de relatos donde practicas con distintos supuestos.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 08, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Historias de Universo NeptunianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora