20 de noviembre de 2043

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Recuerdo aquel 20 de noviembre de 2043 como si todavía fuera ayer. Algunas noches regresa a mis recuerdos y me inmoviliza en mi solitaria cama, ahogándome como si hubiera viajado en el tiempo y pudiera sentir la fría y empapada tela haciéndome más pesada.

Encima de un tejado, me agarraba a las tejas más altas y seguras, como si mi vida fuera en ello, porque la verdad era lo único que me quedaba en aquel momento. Ramas de árboles intentaban rozarme el cuerpo, y lo lograban en algunas ocasiones. Sin embargo, tenía tanto frío que no podía sentir nada. Con los ojos entrecerrados y los oídos engatusados por el fuerte barullo del temporal, observo el agua, furiosa, devorar todo a su paso. Entre los objetos, un cartel de neón apagado:

"El diablo está aquí"

Casi puedo sentir la risa en mi fuero interno, mientras empiezo a creer que moriré esa noche. Una gran parte del mundo se había estado obsesionando con el diablo en aquel horrible verano en el que Él llegó y dejó que todo ardiera. Nos olvidamos de nuestros problemas, y nos centramos en aquella nueva realidad. La Guerra llegó a nosotros sin que la hubiéramos pedido, y, mientras medio país ardía bajo sus pies, los Oscuros empezaron a aparecer masivamente.

Teníamos miedo.

Nuestros hombres y mujeres empezaron a prepararse para su propia guerra. Construyeron armas para combatir a los Oscuros que amenazaban su existencia. Y, mientras, el cambio climático avanzó sin contemplaciones. El nivel del mar subió en todas partes, e intentamos pararlo con muros de contención.

Fue en vano. Las tormentas eran cada vez más habituales. Los muros no detuvieron el verdadero terror.

Aquel 20 de noviembre de 2043, fue cuando aquel Oscuro me salvó...

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