Capítulo 6

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Me reía como una loca, pues Mérida nos estaba contando cómo había conocido a su novio. Era muy divertido como lo explicaba. Si hubiera conocido a alguien así... no lo habría podido mirar a la cara.

— ¿No te dijo nada? No sé, yo habría pegado grito en el cielo— dijo Jacopo divertido.

Mérida sonrió.

—Yo no tengo la culpa de marearme en las atracciones. Y él estaba cerca de la papelera.

Aurora y Bela empezaron a reírse. Supuse que recordaron lo que pasó.

—Fue una pasada. Salimos de la atracción y Mérida estaba morada y verde. ¡De todos los colores! Caminaba entre rápido y lento, parecía un pato y no la dio tiempo a llegar a la papelera. ¡Vomitó encima del pobre chico!

Me reí junto a los demás. En verdad era gracioso y más como lo había contado Aurora, que se la escapaban hasta lágrimas de los ojos.

—Mirad el lado bueno... pasó el día junto a un tío buenorro y ahora, son novios— dijo Ariel.

Jacopo sonrió divertido mientras miraba a Ariel. Sentí que había algo ahí... pero no estaba segura.

Llevábamos todo el día juntos, pues las chicas de Thieves junto con Mary habían llegado por la mañana. Lucas y Kumiko llegarían un poco más tarde... y mis padres estaban en casa junto con mis hermanos.

Por otro lado los padres de Maneskin estaban también en mi casa, pues mi familia había invitado a todo el mundo a comer y a pasar el fin de semana... pero solo por aparentar.

—Eh... tienes mala cara.

Miré a Victoria que se había sentado a mi lado.

—Solo de pensar en mis padres me mareo. Siento lo que va a pasar.

—No te preocupes, seguro que nos lo pasamos bien... encima tenemos que bendecir tu piscina.

La miré con una ceja arqueada.

— ¿Con un escupitajo?

Ella se encogió de hombros e hizo un puchero con la boca, como diciendo que podía ser.

Me reí y asentí. Sería divertido ver como Victoria escupía en la piscina. Mi madre pondría el grito en el cielo.

— ¡Eh vosotras! Dejar de flirtear, que nos está llamando mamá.

Miré a mi hermano Nico con el ceño fruncido.

Nos encontrábamos en la playa, pues habíamos decidido pasar la mañana tomando el sol, aunque no nos metiésemos en el agua, ya que no estaba recomendado por todas las medusas que había.

—No hagas caso, pero vamos, que si nos llama tu madre será para comer.

Miré a Victoria. No parecía molesta por lo que había dicho mi hermano, pero a mí si me había molestado. Yo no estaba coqueteando con ella. Solo éramos amigas.

Todos nos levantamos y recogimos las cosas. Mi hermano se junto a Bela para hablar de sus cosas. Ellos dos se llevaban bastante bien aunque había notado que durante un tiempo se habían estado viendo. Y no sabía cómo mi madre se tomaría aquello.

Caminamos tranquilamente hasta mi casa. Era una de las casas más grandes de Siracusa. Era blanca por todos lados y tenía unos setos que rodeaban toda la casa. Ya una vez en el interior se podían ver todos los arboles que había en el jardín, junto con la piscina.

Podía ver como mi hermana Bianca hablaba con Pietro. Mi hermana pequeña, Sofia que tenía unos catorce años me saludó alegremente mientras nadaba con unas amigas suyas.

Coraline. |Victoria De Angelis|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora