Cuando bajamos tanto Maneskin como Thieves no miraban con una sonrisa boba en la cara. Me imaginé que Aurora habría ido con el cuento de que nos había encontrado dándonos una ducha juntas.
Me senté al lado de mi hermana Bianca. Miré de reojo a mi madre y vi su cara.
— ¿Por qué no te has puesto el vestido?— preguntó mi madre con un tono de voz que asustaría a cualquiera, tanto que hizo que todos en la mesa se callasen.
Levanté mi mentón y la desafié.
—No me valía... y no me gustaba. Soy mayorcita para elegir mi ropa.
Mi padre se sujetó el puente de la nariz. Sabía que acabaríamos discutiendo, pero con ella siempre era así... aun que él era mucho peor.
—Lo haces todo mal. Deberías madurar un poco— volvió a hablar ella.
Suspiré cansada.
—Madurar no es hacer todo lo que tú digas. Madurar es crecer y evolucionar y saber que esta familia es toxica. Por ser tu hija no tengo que ser quien tú quieres. Yo soy así. Si te gusta bien y si no, también.
Mi madre se levantó y me fue a pegar, pero Aurora fue más rápida.
—Si la tocas un solo pelo, te prometo que me vas a conocer. No consiento que unos padres peguen a sus hijos.
—No eres quien para darme ordenes...
Aurora miró a mi madre. Era la mujer más valiente que existía. Pude notar como las chicas estaban preocupadas y también Damiano que la había cogido de la mano.
—Exacto. Yo no lo soy, y tú tampoco deberías dar órdenes a tu hija. Ella es una mujer hecha y derecha, sabe lo que tiene que hacer.
—Por favor, Paula. Deja que Carolina se vista como quiera. Ya sabemos que es... diferente.
Giré los ojos pero me callé. Si no hubiera habido invitados la cosa se habría puesto aun peor.
—Si quieres nos vamos. Tú eliges— me dijo victoria en un susurro que solo yo pude escuchar.
La miré sonriendo.
—No te preocupes, esto no va a terminar muy bien.
Comenzamos a comer, pero yo no hablaba mucho. Solo me limitaba a escuchar algunas conversaciones y contestar alguna que otra pegunta de Victoria. Podía notar de vez en cuando las miradas de mis padres y también las de mis hermanos, sin embargo las de ellos eran de pena. Claro, ellos no tenían ningún problema por qué hacían lo que mis padres les pedían.
Mi hermana se acercó y me habló en bajito.
—No hagas caso a mamá. Estas muy guapa... y haces buena pareja con Victoria. No me molesta que os gustéis.
La miré conmocionada y luego negué con la cabeza.
—Victoria y yo solo somos amigas.
Bianca se rió.
—Sí y yo la reina de Francia.
Abrí la boca para contestarla peor se dio la vuelta y me ignoró.
Negué divertida y seguí comiendo. Estaba incomoda en propia casa, solo quería salir corriendo de allí. En ocasiones, odiaba Siracusa... pero solo cuando estaba con mi familia, por que el día anterior lo amé.
No sabía muy bien que estaba pasando pero me di cuenta que había un ambiente extraño. Aurora no parecía contenta y Damiano miraba a su novia preocupado.
—Es que no tiene sentido. El amor es amor y no distingue de personas. Porque es lo que somos personas y da igual si Ariel es lesbiana. No tiene nada de malo.
—Da igual Aurora. Yo no estoy ofendida ni mucho menos— dijo su amiga intentando tranquilizar a su amiga.
Miré a Victoria para que me explicase lo que había pasado.
—Tu padre ha comentado que no es normal que nos besemos entre nosotros y luego ha dicho algo de que Ariel solo está en una fase y que debería probar con un buen hombre... y pues Aurora...
Asentí.
—Se ha enfadado. Lo entiendo. Mi vida es así. Toda la vida diciendo ese tipo de cosas.
Miré a la chica que estaba bastante enfadada. Yo estaba mas preocupada por ella que por nadie.
— ¿Sabéis? Por gente como vosotros, por padres como vosotros, vuestros hijos u amigos o personas no pueden ser felices. Tienen que esconder quienes son y ser infelices... como vosotros que estáis amargados. Os creéis perfectos, pero en realidad estáis podridos. No sabéis el daño que hacéis con eso que decís. Ser gay, lesbiana, asexual o lo que sea es lo más normal del mundo. Porque es amor... y el amor nunca es malo. Lo malo es hablar mal de otras personas cuando ni siquiera es tu vida, también lo es matar y violar. Pero claro, querer a alguien a veces es un delito ¿No?
—Tranquila por favor, no quiero que te pongas mala.
Aurora miró a su novio.
—Estoy bien, amor. Pero no puedo estar aquí. He vivido en un sitio peor que esto, pero igualmente estar cerca de estas personas me hace recordar todo lo que he pasado y no me gusta. Prefiero irme.
Me levanté.
—Vete tranquila. Aquí solo te vas a aburrir.
—Vámonos todos. Vamos a algún lado.
Miré a los demás que me miraban. Sabía que si decía que sí nos iríamos. Y eso era justo lo que yo quería. No sabía si eran ellos que me daban valentía pero... quería irme.
—Como te muevas de esta mesa... te prometo que no vuelves a esta casa.
Miré a mi padre. Por fin estaba saliendo la persona que yo conocía.
—Deja que ellos se vayan, todos. Tú no puedes juntarte con estos degenerados. Eres mi hija no una estúpida Drag Queen de esas. Deberías irte olvidando de eso de cantar. Se ha acabado la tontería esa. Intentaré meterme en una buena universidad o algo así... pero no vas a volver a cantar
Miré a mi padre. Se pensaba que podía decidir sobre mí.
—Wow, esto sí que es una familia disfuncional— dijo Jacopo riendo.
Nosotros lo miramos. En realidad me hacía gracia pero no estaba el horno para bollos.
—Eres un idiota— dijo Damiano a su hermano.
Por otro lado estaban mis hermanos mirándome preocupados. Los miré yo también. No podía estar más en un sitio donde no era feliz. Tenía un trabajo, y una casa propia y mi propio dinero. Era así desde que tenía dieciocho años. Ellos no podían darme órdenes.
—Vamos... se un lugar donde podemos ir... por cierto. No me esperéis, soy adulta y no decidía sobre mí —dije en alto para después caminar hacia mi coche. Más tarde volvería por mis cosas.
Holaaaaa!! Por fin he vuelto. Aquí tenéis un capitulo más. Es cortito pero intentaré escribir durante toda esta semana para daros un capitulo. Eso si no prometo nada, por que casi no tengo tiempo últimamente.
Espero que os guste y que vayáis conociendo un poco más a Carolina.
Un beso, Veni
ESTÁS LEYENDO
Coraline. |Victoria De Angelis|
Fanfiction|Eres hermosa y fuerte como el sol... nada te puede golpear| Carolina Rinaldi, influencer, cantante y oveja negra. Viene de una familia de doctores y ella es la única que vive del arte. Siempre ha sentido que su cuerpo es demasiado grande, sufrió an...