Si había algo que los tres amaban, era su trabajo.
Se conocieron cuando Binghe tenía 25 años, Wei Ying 24 y Hua Cheng 23. Los tres estaban en la misma universidad y por azares del destino en una misma clase quedaron, formando un grupo para el próximo trabajo.
Aunque suene extraño, teniendo en cuenta sus diferentes personalidades, se llevaron bien inmediatamente. Por lo que sin problemas se juntaron a hacer lo asignado, y luego de eso aún seguían hablando.
Hasta que un día, se juntaron en el pequeño departamento de Binghe a compartir algunas bebidas. Allí fue donde Hua Cheng se enteró que tanto Binghe como Wei Ying iban retrasados con la carrera. (Porque Hua Cheng había creído que los tres tenían la misma edad)
Entre charla y charla destaparon lo que había guardado por temor a decepcionar a sus familias, ninguno tenía ánimos para estar en la universidad.
Y a Wei Ying se le ocurrió la brillante idea de abrir alguna tienda juntos, buscar algo que apasionara a los tres y trabajar en aquello.
Fue difícil al principio, Binghe quería abrir una tienda de animales, pero a Wei Ying le asustaban los perros. Hua Cheng dio la opción de abrir una tienda de ropa, pero ninguno tenía buen ojo para la moda.
Entonces mientras Wei Ying bebía el último vino del pico, exclamó —¡Un bar nocturno!
Lo pensaron demasiado al inicio, pero luego se pusieron manos a la obra. Cada uno fue ahorrando de sus trabajos, y cuando juntaron todo, Binghe y Wei Ying abandonaron la universidad.
Los mayores se encargaron de todo al principio, acomodando todo para que sea leve para Hua Cheng, quien aún continuaba estudiando ya que no se animaba a abandonar.
Y de a poco, abrieron su tan apreciado bar.
Hua Cheng se encargaba de las cuentas y el depósito, Binghe de la seguridad, y Wei Ying mostraba su cara en la barra.
Y allí se encontraban ahora.
Hua Cheng estaba caminando de aquí para allá controlando el lugar lleno, Binghe estaba en la entrada y de vez en cuando recorría el lugar para ver que todo estuviera en orden, y Wei Ying servía trago tras trago.
Binghe estaba en la entrada, revisando a los nuevos clientes, cuando tres rostros conocidos vio.
Shen Yuan, Xie Lian, y Lan Zhan.
Binghe se puso nervioso al pensar en que debía revisar a Shen Yuan, además de tener que tenerlo frente a él, pero un rastro de decepción apareció en su rostro cuando Shen Yuan fue llamado por otro seguridad.
Le hubiera gustado saludarlo al menos, y a pesar de que estaban a metros de distancia, Shen Yuan no lo miró en ningún momento.
Siguió con la mirada a Lan Zhan, pero este camino detrás de Shen Yuan, y cuando volvió su vista al frente, estaba Xie Lian con una sonrisa.
Lo único que Binghe le dijo fue —Pasa.
No lo registro, porque si Hua Cheng se enteraba que tocó un pelo de Xie Lian, perdería una mano.
Una vez los tres desaparecieron entre la multitud, llamó a sus amigos por la radio.
—Están los tres adentro.
—¿quiénes? —hablo Wei Ying
—Xie Lian, Lan Zhan y Shen Yuan. Acaban de ingresar
—¡¿Qué?! —gritó Hua Cheng.
—Eso es todo.
Y corto.
Hua Cheng después de enterarse de aquello, camino por todo el lugar buscando a Xie Lian, pero a diferencia de lo que él quería, se chocó con Lan Zhan.
Lo miro por unos segundos y noto como este soltaba un suspiro agotado —Buenas noches —dicho eso, Lan Zhan siguió su camino.
Hua Cheng lo observó irse, y quiso seguirlo, preguntarle qué hacía ahí, por qué esas flores. Por qué el interesado era él y no su gege.
No lo siguió.
Por otro lado, Wei Ying tenía frente a él a Shen Yuan.
—Buenas noches, qué curioso verte por aquí ¿qué te ofrezco? — dijo con una sonrisa
—algo suave —respondió Shen Yuan algo indiferente.
Wei Ying se sintió un poco confundido y dolido por el ego, pero hizo el trago y sin decir más se lo extendió.
Shen Yuan lo tomó rápidamente, pagó, y se alejó de la barra.
Binghe se fue hacia la escalera que daba al vip, y allí se quedó.
Minutos más tarde, Xie Lian se acercó a él con un trago en mano. Comentó fugazmente—Lindo lugar, buena seguridad —y se fue.
"¡¿qué demonios acaba de pasar?!" Pensaron los tres amigos.
Las horas continuaron pasando, Hua Cheng continuo cruzándose con Lan Zhan pero nunca con Xie Lian, este último se acercó en varias ocasiones a hablar brevemente con Binghe para luego dejarlo solo, y Wei Ying sirvió trago tras trago a Shen Yuan.
—Informe de la noche —llamó Hua Cheng a sus amigos.
—Todo tranquilo —respondió Binghe
—Hay más personas que lo normal hoy —añadió Wei Ying.
—Informe de ellos.
No hacía falta decir más para que los otros dos entendieran.
—Xie Lian viene cada tanto a decir algo, luego se va — comenzó Binghe
—Shen Yuan estaba acá y me preguntó si leí los libros, nada más, hace rato no lo veo — continuó Wei Ying
—El único que tengo a la vista es a Lan Zhan
—Me cruce a Shen Yuan pero ya lo perdí de vista. —respondió binghe.
—Xie Lian estuvo unos minutos en la barra, pero ya se fue — siguió Wei Ying.
—Cuando los vi juntos creí que se conocían —comentó Binghe.
—Pensé lo mismo, pero hubo un momento en el que Xie Lian y Shen Yuan estuvieron acá pero ni se miraron. — respondió Wei Ying
—Eso es todo por ahora. — y Hua Cheng finalizó la llamada.
Las horas continuaron pasando, y cuando la hora de cierre se acercaba, esto pasó:
Lan Zhan se acercó a Hua Cheng, diciéndole que pasara por la florería el día siguiente a la hora de cierre de la tienda.
Xie Lian se despidió de Binghe comentando que estaba esperando ansioso el día 23
Y Shen Yuan saludó a Wei Ying diciendo que lo iba a estar esperando.
Esto dejó a los amigos aún peor.
Notas de autor:
¡Buenas noches! Vuelvo aparecer con dos capítulos más de la travesía de nuestros muchachos. Espero que les guste y me gustaría agradecer el que se tomen el tiempo de dejar pequeños comentarios, eso es algo que aprecio muchísimo, ya que es mi primera vez escribiendo un longfic. (Y algo que no es angst)
Sin más nada que decir, ¡nos vemos en la próxima actualización! Se me cuidan♡
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Tres cabezas NO piensan mejor que una.
ФанфикLuo Binghe todas las semanas regresa a casa con libros que jamás leerá, pero eso no importa si puede ver al dueño de la tienda sonreír. Wei Ying ya no sabe qué excusa usar para ir a la florería, y ahora el departamento parece un jardín, pero no se...