capitulo 5

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El sol recién se estaba mostrando por el horizonte cuando Hua Cheng se encontraba caminando solo por las calles vacías.

Se había separado de sus amigos luego de haber cerrado el bar, quería pensar un poco en todo.

En su camino, por la florería del enamorado de Wei Ying debía pasar, y una vez se encontraba solo a unos metros cerca, vio que afuera se encontraban macetas prolijamente acomodadas, junto a un cartel.

—Veo que está abierto incluso a esta hora

Ya pasando por enfrente de la tienda, un vistazo rápido le dio, encontrando así  la mirada de Lan Zhan, quien justo estaba de salida.

Hua Cheng no planeaba mantener ninguna conversación con él, por lo que desvió la mirada y continuó sus pasos, pero Lan Zhan tenía otros planes.

—Hua Cheng —lo llamó

Al ver que no le quedaba de otra, se volteó —Buenos días —Saludó

—¿Podrías entrar unos segundos? Hay algo que quiero darte. — dijo Lan Zhan en un tono tranquilo.

Hua Cheng por supuesto quería negarse, estaba agotado y no le parecía buena idea pasar tiempo con quien al parecer estaba interesado en él cuando no era mutuo. Pero por su cabeza pasó la imagen de Wei Ying regañándolo por ignorar a su Lan Zhan.

—puedo darte unos minutos —respondió entrando a la tienda.

Se quedó parado en medio de la tienda, y observó cada paso que Lan Zhan dio, notando así que este se dirigió a donde las peonías blancas estaban.

Lan Zhan tomó doce esta vez, al pasar al lado de Hua Cheng ninguna palabra soltó, yendo directamente al mostrador donde las envolvió.

Una vez el ramo estuvo listo, lo tomó y se lo extendió —Ten.

Hua Cheng algo confundido tomó las flores, y las observó por unos segundos.

"Realmente son mis favoritas." Se dijo a sí mismo.

—Gracias pero, no quiero flores, no puedo aceptarlas —dijo avergonzado mientras se las pasaba nuevamente a Lan Zhan.

—Son un regalo, por favor tómalas —insistió Lan Zhan. Y como si hubiera recordado algo, busco un pequeño papel, escribió y se lo entregó al instante —Esto también. Lamento retenerte cuando debes estar cansado, eso es todo.

Hua Cheng tomó el papel, lo abrió, y leyó lo que allí estaba escrito: "Una vez me dijiste que eran tus favoritas y que no se lo habías comentado a nadie, creo que esta es la mejor manera de que me recuerdes."

Hua Cheng abrió muy grandes sus ojos y miró a Lan Zhan —Espera, ¿qué significa esto?

Pero antes de que Lan Zhan pudiera responder, una persona parecida a él entró a la tienda —A-Zhan, te dije que no era necesario abrir hoy.

Escuchó a Lan Zhan responder que debía hacer algo ese día, vio al otro sujeto dirigirle la mirada, y está extremadamente seguro que escuchó al mayor decir: "¿es él de quien me hablaste?"

Y cuando Lan Zhan asintió, Hua Cheng huyó.

Mientras volvía caminando rápidamente hacia su departamento, pensó en que, si hubiera sido en otro momento, TAL VEZ, se hubiera fijado en Lan Zhan, pero tampoco era seguro. Le incomodaba saber que quien uno de sus mejores amigos amaba, estaba interesado en él.

Pero luego recordó la nota, y entre sus memorias busco el momento en el que confesó que amaba esas flores, pero la persona que se encontraba frente a él mientras aquello decía, no se parecía en nada a Lan Zhan.

….

Wei Ying por otro lado ya se encontraba en su habitación listo para ir a dormir, pero el sueño se esfumó cuando recordó la nota de Shen Yuan en aquel libro.

Así que se levantó rápidamente, tomó cada uno de los libros que Shen Yuan a Binghe le regaló, y la última página busco.

Y en cada uno había una maldita nota.

"te veías bien hoy."

"Mi hermano te vio, dijo que eras mucho para mi, yo no le creí"

"Esa noche me ayudaste mucho, aún lo recuerdo. Tal vez fue esa noche cuando me enamoré. Fue una sorpresa cuando te vi en la tienda."

"Eres adorable."

"Estos libros los escribí yo. Me gustaría saber qué opinas."

"El 23 de junio, en la plaza frente a la estación. 8 p.m. te espero"

Wei Ying arrugó sus cejas al leer todas, y sintió que algo no encajaba. Busco en sus memorias si alguna vez ayudó a Shen Yuan, sin embargo no halló nada. Por un momento se dijo a sí mismo que de hecho, todas las notas eran para Binghe, pero si ese era el caso, ¿por qué lo invitó a salir?

Sin ánimos para pensar de más, dejó todos los libros en su lugar, volvió a su habitación donde se acostó nuevamente, y se armó un mini guión de cómo debería rechazar a Shen Yuan, y se quedó dormido.

Binghe estaba extremadamente confundido.

Él nunca había visto, ni mucho menos le había hablado, a Xie Lian, sí, almorzó un día en aquel café, pero Xie Lian no fue quien lo atendió y tampoco habían compartido miradas.

En su cabeza aún rondaban las palabras de Hua Cheng quien le había avisado que Xie Lian quería encontrarse con él, pero mientras más lo pensaba menos sentido tomaba.

Pensó en escribirle, pero se arrepintió a los segundos.

También recordó el rostro entristecido de Hua Cheng, y eso no lo dejaba tranquilo. Su amigo estaba enamorado de aquel camarero, y Binghe tenía que rechazarlo.

Xie Lian es hermoso, sí, excelente persona por lo poco que escuchó, es maravilloso, pero no es lo que Binghe quiere. 

Escuchó la puerta de la entrada abrirse, supo que era Hua Cheng, y una vez tranquilo de que su amigo estaba en casa, se durmió.

Un día para el 23 de junio.

Tres cabezas NO piensan mejor que una. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora