Capítulo 6.

159 7 4
                                    

Esa música tan pesada seguía sonando y Violeta empezaba a impacientarse. Después de cinco minutos empezó a sonar un operador de Movistar, tras escucharlo Violeta cerró el puño con ganas de pegarle un puñetazo a algo o a alguien. La joven resopló indignada y cortó la llamada, se preguntó a si misma.

—¿Tanto insistir para esto? Buff    —resopló.

Tras la pregunta se dispuso a guardar el móvil en su bolso.

El joven dependiente sonrió a Anthony con un gesto de satisfacción.

—Si claro, está durante todo el mes  —respondió.

Anthony se quedó perplejo

—¿En serio?  —preguntó con un toque de ilusión.

El dependiente asintió.

—Si, claro  —dijo sonriendo.

Anthony esbozó una sonrisa.

—¿Y sólo se puede comprar una oferta durante la promoción o más?

 —Más de una  —contestó el chico.

Anthony no se lo podía creer.  ¿Estaba en un sueño? o ¿Era realidad?

_

Minerva empezó a releer por encima todos los anuncios que se encontraban en la sección pero, era lo típico. La muchacha dirigió su mirada al último y vio uno de una agencia de guarda espaldas.

Sin saber porque suspiró con alivio y se le pasó por la mente la idea de llamar al teléfono.

—¿Sería necesario?

Se cuestionó pensativa pero en el fondo sabía que no era ninguna locura, además hasta consideró de que si era necesario.

—¿Porqué?

Porque era consciente que estaba sola en la vida y no podía seguir así. Necesitaba sentirse protegida.

Esteban cerró el periódico y lo guardó en un cajón. El joven se dispuso a reiniciar el PC para actualizar unas cosas.

Nada más acabar la actualización, lo primero que hizo fue abrir Google. Cinco minutos después la página principal se abrió y el joven se dispuso a buscar páginas de diseños para anuncios.

_

Javier hizo una mueca.

—Venga sí, que si no nos vamos por los cerros de Úbeda  —anunció.

Rubén lo miró extrañado.

—¿De Úbeda? No estamos en Jaén    —contestó.

Javier miró a su compañero mal y Rubén tosió aposta.

 —Ejem  —dijo Javier en voz bajita.

Javier le dio una colleja a Rubén mientras se reía.

—Eso ya lo sabía so pavo  —añadió Javier.

Rubén le sacó la lengua a su compañero.

Esmeralda tres cuartos de hora después revisó todo para que estuviera correcto. Al terminarlo, envió por correo electrónico algunos y otros los guardó para darlos en mano.

—Otra cosa hecha  —dijo satisfecha— ahora a ver que hay más.

_

Los padres de Michael posaron sus ojos sobre la recepcionista y esta al notar que estaba siendo observada  los miró.

 —¿Puedo ayudarles en algo? —preguntó

La madre nerviosa procedió.

—¿Es usted quién me llamó para que viniese a averiguar sobre el estado de salud de mi hijo?

El padre las miró e interrumpió.

—Pero, ¿Él está bien?, ¿Qué le ocurrió?  —preguntó.

La joven muchacha al ver el estado de nerviosismo de los padres trató de calmarlos.

 —Cálmense. Voy a avisar al Doctor para que los atienda.

Arielyn seguía mortificándose cuando el teléfono fijo empezó a sonar. La chica lo más rápido que pudo se dirigió hacia al salón y respondió la línea.

—¿Si? Dígame.

Al descolgar al otro lado se empezó a escuchar ruido de hospital y de repente escuchó:

—Arielyn, necesito que vengas en media hora. Se ha presentado una urgencia.







Un capricho del destino©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora