Capítulo 18. [Parte A]

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Horas después..

Violeta estaba sentada en el sofá con la nota entre sus manos. No podía parar de observar ni el ramo, ni el escrito ni el peluche.

Esa mitad de ti..

Leía y releía una y otra vez. La joven abrazó al peluche con todas las fuerzas y colocó el ramo en un lugar del salón significativo para que se luciera bien. Hizo lo mismo con el peluche y la nota, en cambio, esto lo dejo encima de su cama.

Violeta recordó que tenía que subir a la casa de su vecina Anaïs, cogió varios libros y subió las escaleras. Tocó la puerta y entró en el interior del piso. Anaïs y Violeta se sirvieron un Té verde mientras hablaban animadamente.

—Tía, enserio yo tendría miedo si estuviese en tu situación  —anunció Anaïs.

—No me lo recuerdes nena, esto es increíble. Aunque.. ¿Y si, es alguien que me toma el pelo?  — añadió Violeta.

Anaïs hizo el típico gesto de niña pija.

—Y si.. ¿Fuese un admirador?, ¡Que emocionante!  Si fuese eso que envidia sana, vivir un romance secreto.. Me encantaría vivirlo a mí—suspiró ilusionada—. Es.. tan romántico.

Violeta miró a Anaïs sin prestar mucha atención a lo que decía.

—Eso es imposible  —contestó.

Anaïs se acomodó a sus anchas en el sofá.

 —¿Porqué? Es tan bonito  —sonrió.

—Y tan cursi.. Eso solo pasa en las telenovelas  —añadió mientras se acariciaba el cabello.

—Exacto, en tu propia novela. Solo falta que venga el príncipe azul con su noble corcel al castillo encantado a por su princesa  —dijo Anaïs mientras se hacía sus fantasías en la cabeza.

—Sí, y resulta que el corcel es un burro como el de Shrek. El castillo es un departamento simple y la princesa es una estúpida que no sabe ni quién es  —suspiró Violeta.

Anaïs se puso las manos sobre su cabeza.

—Ay tía, menuda agua fiestas.. —dijo desganada Anaïs.

Violeta llevó las tacitas del té a la cocina, fregó y volvió al salón.

—Bueno nena, gracias por el té. Ya me dirás si te gustan los libros.

—De nada amiguita, sube más a menudo. Cualquier cosa ya sabes, en cuanto los lea te los devuelvo.

Anaïs acompañó a la puerta a Violeta, al llegar, las dos amigas se fundieron en un tierno abrazo.

Una vez más en el mismo día, Anthony le dejaba un nuevo regalo en la puerta a la mujer de sus sueños. Esta vez se trataba de un libro titulado "Ella es tu destino" de la autora Megan Maxwell.

Después de dejar el presente en la puerta, empezó a bajar las escaleras sin tener cuidado. A la misma vez, Violeta salió del departamento. Para su sorpresa esta vez escuchó como bajaba una persona.

—¿Será la persona anónima?  —se preguntó a sí misma.

Sin pensárselo dos veces, bajó las escaleras y pudo ver que tenía otro regalo en su puerta. Aceleró el paso y vio a un joven a punto de abrir la puerta, se puso delante de la puerta y la bloqueó.

El se quedó pálido e impactado al comprobar que era ella, no lo estaba soñando.

—¿Quién eres?, ¿Qué es lo que pretendes dejándome tantos regalos? No puedes negármelo porque has sido tú —le dijo seria.

—Yo.. puedo explicártelo  —contestó tímido.

—Ya puede ser buena la explicación porqué no me vas a convencer tan fácilmente  —afirmó ella.

—¿Podemos ir a otro sitio? Me gustaría hablar contigo  —dijo mientras la voz le temblaba.

Violeta le hizo un gesto para que la siguiera, ambos entraron al departamento de la muchacha. Ella dejó el nuevo regalo en la mesa del salón después de verlo, como una tonta le dedicó una leve caricia al libro.

—Ya puedes empezar  —se acercó a él y lo miró de frente.

Anthony expresó como sucedió todo de una forma en la que parecía un relato importante. Le explicó el porqué de cada detalle, como el del libro.

Violeta fascinada lo escuchó con mucha atención. Ambos se miraron fijamente a los ojos, este acto provocó los nervios de la pareja inexperta.

Sin esperarlo, se creó un ambiente un tanto peculiar y a la vez muy romántico. El se acercó poco a poco a los labios de ella y le robó el beso más dulce que se podía haber imaginado.

 —Te amo y no puedo ocultarlo más. Jamás había sentido esto por alguien que no conozco, has despertado en mi un interés muy especial. Quizás me vas a odiar y no me vas a perdonar.. —cogió aire — pero no puedo callármelo ni un minuto más. Daría todo lo que tengo por estar contigo, aunque solo puedas ofrecerme una amistad, lo aceptaría. No quiero alejarme de ti  —dijo sincero.





Un capricho del destino©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora