Capítulo 20.[FINAL]

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Media hora después Anthony llegó al portal. Miró la hora y se sentó en el escalón para esperarla.

¿Y si se arrepiente?, Y si.. no baja y me deja plantado? pensó un poco rayado.

El muchacho trató de mantener la calma y pensar siempre en positivo. Pasaron cinco minutos de la hora acordada y Violeta no aparecía. Anthony se levantó del escalón y empezó a imaginarse lo peor.

En el interior del departamento estaba Violeta terminando de arreglarse. El tiempo se le pasó volando, la joven miró el reloj y vio que llegaba tarde.

 Oh dios mío. Ojalá no se haya ido, a ver si se va a pensar que lo voy a dejar plantado dijo en voz alta.

La muchacha recogió todo a la velocidad de un rayo y cogió el bolso con lo indispensable. Se miró en el espejo, salió de la casa, cerró la puerta y bajo las escaleras deprisa. Los ojos se le iluminaron cuando vio a través del cristal a Anthony de espaldas. Ilusionada abrió la puerta y se quedó mirándolo.

Perdón por hacerte esperar, el tiempo pasó muy rápido dijo tímida.

Anthony al escuchar la voz de la joven se tranquilizó y empezó a sentir unas cosquillitas muy especiales. Se giró sin pensárselo dos veces y la elevó con delicadeza, dio un pequeño giro con ella mirándola a los ojos.

 No te preocupes. La espera siempre merecerá la pena sonrió él.

—Si  —le devolvió la sonrisa.

Anthony la bajó con cuidado hasta que ella tocó el suelo con los pies.

—¿Ya estás lista?  —preguntó.

—Si, ¿Dónde vamos?  —preguntó con nervios.

—Déjate llevar, solo confía en mí  —dijo mientras posaba sus labios en moflete de ella.

Anthony la miró a los ojos, la cogió de la mano y ando con ella unos minutos. Cuando llegaron a un punto, el se paró y ella lo miró.

—¿Pasa algo?  —preguntó ella.

El muchacho enamorado sacó una venda de su bolsillo y se la puso tapándole los ojos. Le cogió la mano y se la puso encima de su corazón.

—Confía en este humilde corazón, deja que la magia inunde este momento  —respondió él.

Ella asintió y el la llevó al mismo parque donde la vio por primera vez, con mucho cuidado la acercó al banco donde ella se sentaba a leer.

 —¿Ya hemos llegado? —preguntó con ganas de saber.

 —Sí, dame un segundo. Ten paciencia  —le pidió por favor.

El muchacho se arrodilló en el césped y puso un mantel sobre él. Colocó toda la comida que había preparado para la ocasión y también puso la flor que le compró. Sacó dos copas de plástico, los cubiertos y una botella de coca cola light.

Lo decoró todo lo más romántico que pudo y la cogió de las manos.

—Ahora vamos a ir bajando poco a poco, no tengas miedo. Yo te guio  —le explicó Anthony.

Anthony le quitó el bolso con cuidado y lo puso en el banco enganchado para que no se cayera. A la misma vez que él se sentaba, la ayudó a ella para que también lo hiciera.

—¿Estás preparada para que te quite la venda? —le preguntó nervioso.

—Sí, por supuesto. Me estoy muriendo de ganas por ver donde estamos —contestó.

Un capricho del destino©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora