Cap 4

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-Vamos, Minho. Podemos hacerlo. Podemos... sobrevivir. – le respondo arrastrando las palabras.

-¡No! – me interrumpe con un grito. – No podemos. No lo entiendes, ya estamos muertos.

Miro al cuerpo que Minho arrastraba. No lo reconozco, pero tiene un profundo golpe en la
cabeza, y el torso está lleno de sangre.

-¿Qué le ha pasado? 

El chico jadea sin ninguna motivación.

-Le han picado.
No sé que significa, pero no parece bueno. Le cojo de los hombros al chico inconsciente y lo
arrastro por un pasillo. Lo engancho a unas hiedras y lo dejo ahí tapado. Minho se acerca a mí.

-Ya llegan.

Intento tragarme mis preguntas, pero la curiosidad las mata como un gas venenoso.
-¿Quién? - digo sin mirarle a los ojos.
-Laceradores. – me responde. Y luego se aleja corriendo por el pasillo de la derecha.
No quiero dejar al chico que yace inconsciente entre las hiedras de las paredes, pero tampoco
quiero ir por el laberinto sin Minho. Así que le grito. Grito su nombre hasta que se da la vuelta.
-¡No podemos dejarle aquí!
-Si lo hacemos, tendremos una oportunidad de vivir. Si te quedas con él... moriremos todos.
-Pero...- mi voz queda interrumpida por el sonido metálico y robótico de un lacerador.

Clic Clic

Zuuum

El sonidillo no cesa, y veo como Minho se da la vuelta para seguir corriendo. Al final decido ir
con él. Cuando llego a su lado, puedo ver claramente su rostro: horrorizado. No
tiene nada que ver con su común cara de burla.

Hemos estado un rato muy largo corriendo, torciendo a la derecha, luego a la izquierda, y así
todo el rato. Estamos girando a la derecha cuando me caigo y noto un terrible dolor punzante en
la rodilla y en la cabeza. Tengo una herida profunda en la pierna por la que no deja de brotar
sangre. Y en cuanto a la cabeza... cuando me he caído me la he golpeado fuertemente contra la
roca del suelo.

-¡Foder! – susurro.

Minho se me acerca y se agacha.

-Te ves ridícula cuando usas términos clarianos, cara-fuca. Oh, vaya, que mala pinta tiene eso. –
dice mirando mi rodilla.

Me tiende una mano para ayudarme a levantarme.

NARRA NEWT

Hace dos horas que Ginny se ha metido en el laberinto. A saber qué le habrá pasado. Me siento
al lado de Alby en un tronco a la luz de la luna.

-¿Crees que sobrevivirán? – le pregunto.

Él niega con la cabeza.

-Tienes algo con Ginger, ¿verdad?

La pregunta hace que me dé un escalofrío y deje de respirar un segundo. Aún no he pensado en
ello. Pero hay algo en ella... tiene algo especial. Algo que me atrae de alguna forma.

-No. No es cierto. - respondo.

-Vamos, Newt– insiste. – Lo sé. Veo cómo la miras. Y no eres el único.

-¿Qué significa eso?

-Venga ya. Somos setenta tíos y sólo una tía.
Es cierto, sí. Debe de ser muy duro para ella ser la única chica.

-Entonces no crees que sobrevivan. – digo cambiando de tema.

-Mira, Newt. – me dice. – si hay algo que sé de esa chica, es que sabe cuidarse sola.

"Se merecía el universo entero y me eligió a mí" (Newt y tú) Parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora