Peligro Inminente

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El día había sido largo y simplemente no podía quitarme de la cabeza mi encuentro que sería esa noche con Mael, mi pareja. Jamás me imaginé que me aventuraría en algo tan peligroso y que esa situación sea ver a mi destinado era una locura, pero era la realidad de nosotros. No podíamos estar juntos debido a que él era un Sang D'Argent y yo era un Miller y ambos éramos los alfas de nuestras respectivas manadas; para todo el mundo eso era un tabú tan grande como aquel que se atreve a realizar el sacrificio del lobo original.

— Si tan solo hubiera alguna pequeña luz que me diera la esperanza de garantizar nuestra unión. — Susurré mientras me encontraba recargado en un árbol en medio del bosque, ya era la hora y me encontraba esperando la llegada de mi amado, sabía que al igual que yo, Mael haría todo lo posible para venir a mi lado, porque nuestras almas, nuestros lobos se necesitan para seguir viviendo, desde el primer momento que nuestros ojos se encontraron, la existencia de uno comenzó a depender de la existencia del otro; sobé mi cien un poco mientras estaba recargado en un árbol a la espera de mi pareja.

En ese momento sentí su aroma y tuve que contenerme lo más que pude para no salir corriendo a sus brazos, el lugar donde estábamos era especial debido al hechizo de un hada en la antigüedad, el bosque del silencio como era conocido era un bosque donde no podía escucharse sonido alguno, en este bosque es donde los alfas Miller venimos a meditar y entrenar, además de que también aquí es donde hacemos nuestra prueba para convertirnos en el líder así que era un lugar donde no cualquiera podría entrar. Fue entonces que miré su figura acercarse y poco a poco su rostro se fue haciendo más visible para mí, había llegado y estaba a unos cuantos metros de mí.

— Hola. — Fue la única palabra que dijo mirándome con una sonrisa.

— Hola, si pudiste venir. — Respondí con un tono suave, cosa extraña en mi ya que siempre habló con una voz dura y fuerte, pero cuando estaba con Mael tal parecía como si mi forma de ser cambiara completamente.

— No fue fácil, David tuvo que quedarse a cubrirme y fue odisea salir de la cabaña y Gideon me guío hasta aquí, pero tuvimos que pasar muchos filtros. — Comentó acercándose a mí.

— Si, este lugar es muy importante para la manda Miller así que está bastante custodiada, pero ya estás aquí. — Contesté con una leve sonrisa en mi rostro.

— Así es, ya estamos juntos. — Mael y yo nos quedamos en silencio unos segundos mirándonos a los ojos con total calma, revisando cada centímetro de nuestra anatomía haciendo que nuestros corazones estuvieran seguros de lo que estaban sintiendo, que no hubiera algún error, sin embargo, era lo más obvio. Ambos comenzamos a besarnos con total locura, a devorar nuestros labios en un intento movimiento que comenzó a encender nuestra llama interna. La suavidad de su piel, su aroma, su voz, su toque en mi cuerpo, todo me estaba volviendo loco, a ponerme lo más caliente que había estado en toda mi vida. Quería convertirnos en uno en cuerpo y alma, conocer cada detalle de su cuerpo con mis manos y mis labios, sentir la calidez de su interior, morder esa zona especial cerca del cuello para dejar mi marca y unir nuestras almas y a nuestros lobos para siempre más allá de la muerte. La marca de una pareja era el mayor acto de amor entre nuestra especie, es esa conexión que nos unía en alma al otro, era la promesa eterna de amor entre dos lobos y yo quería marcar a Mael en ese momento, pero debía de controlarme por más que mi lobo se pusiera furioso, la marca solo adelantaría las consecuencias que quería evitar, debía de separarme de los labios de Mael antes de que no hubiera vuelta atrás.

— Mael, no debemos de precipitarnos. — Comenté aún con falta de aire, tomando los hombros de mi pareja con suavidad, comencé a mirar los ojos de mi pareja, estaba un poco extrañado, sin embargo, logro tranquilizar su mirada después de unos segundos.

Sin Manada, Orígenes: Oliver & MaelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora