Abel y los Sang d'Argent.

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— Al fin he llegado. — Suspirando con gran tranquilidad el hombre sonreía al ver el National Mall y el monumento a Washington desde la vista de su auto, para Abel Tremblay era increíble, aunque no estaba ahí por vacaciones. Su principal misión en la capital del país era en busca de varias respuestas después de lo que había ocurrido en su ciudad que era Gettysburg. Desde el ataque a su mejor amigo Gideon Miller, hasta el misterio de su origen... Todas esas respuestas apuntaban a la familia Sang d'Argent, la manada de lobos más poderosa del país y quien tienen prisioneros a la única conexión detrás del ataque que vivió hace días atrás.

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~ Flashback ~

— Me llevaré a Tom y sus hombres. — Dijo el joven de mirada oscura, viendo como sus hombres se llevaba a los lobos salvajes y Tom quien estaba en estado de shock por alguna razón. Por su parte Abel ya podía sostenerse en pie, su mirada se concentraba en sus amigos, como Gideon y Hunter eran subidos a las ambulancias acompañados de Caín y Gabriel. El policía desvió la mirada unos segundos y su corazón dolía pero era normal, la persona que por varios meses pensó que era su pareja ahora estaba con otro. Pero no era tiempo de pensar en eso...

— Me opongo, no te los puedes llevar. Necesito saber la verdad detrás de todo esto y los necesito a ellos para hacerlo.

— ¿Qué? ¿Acaso tu equipo de policías humanos podrán con ellos? — Dijo serio el chico mirando a los ojos verdes del policía. — Ellos han hecho un gran alboroto, sus actos y los tuyos casi revelan la verdad de nuestra especie. De hecho tendría que llevarme a ustedes dos por el plan que hicieron, pero estuve de acuerdo y al final esto se tenía que hacer para capturar a ellos.

— Hablas como si fueras un policía.

— Se podría decir que mi trabajo y el de mi manada es mantener las aguas tranquilas por aquí. Al igual que la manada de Gideon. Aprende algo nuevo, en cada país hay una familia líder sobre todas y se encargan de que nuestra especie se mantenga en secreto, somos seres que protegen el equilibrio entre los humanos, la naturaleza y las demás criaturas. Si me los llevo es porque están bajo el cargo de los Sang d'Argent.

La mirada de Abel se tonó más seria, ya que no podría dejar ir así de sencillo a los únicos que podrían decir quién es el verdadero culpable de todo. Samael también lo miro, pero simplemente suspiró y sonrió levemente.

— No te preocupes, si quieres interrogarles puedes venir a Washington, hablaremos con los alfas de la manada y ellos decidirán. Te conviene, ellos podrían saber de dónde viene esto... — Samael mostro el dije que había perdido Abel hace tiempo, aquella piedra de cuarzo con una flecha grabada en ella.

— ¡Eso es mío! ¡Devuélvemelo! — Abel trato de quitarle su apreciado collar a Samael pero el con una sonrisa no se lo permitió.

— Si lo quieres ven con los Sang d'Argent, ellos te recibirán con gusto. — Dijo sonriente el joven dando media vuelta y dejando a Abel parado ya que debido a sus heridas era difícil ir tras él.

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Abel buscó donde estacionar su carro y encontró un estacionamiento donde lo dejo, caminando por las calles y la ciudad se dio cuenta que estar detrás de su origen era algo tenebroso, le daba miedo saber la verdad. Hace años se preguntó acerca de su pasado pero fue por el mismo temor de saber la cruel verdad detrás de años de soledad que dejo sus deseos por un lado. Sus pensamientos estaban hechos un lio y simplemente su mirada se puso en la casa blanca, se encontraba parado detrás de la reja miró a su alrededor percatándose de la gran seguridad a la vista de todos y también aquella seguridad en las sombras.

Sin Manada, Orígenes: Oliver & MaelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora