Amor imposible: Gideon, el beta

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  ~ Mael ~

Sus labios sobre los míos, su forma de tomar mi cuerpo entre sus brazos era un sinfín de sensaciones que había en mi cuerpo debido a que estaba besando a mi pareja destinada, aquel lobo que me completaba en cuerpo y alma, quien era el amor de mi vida pasada y futura. Oliver Miller era ese amor verdadero que hasta ese momento aun no tenía pensado en buscar, pero que apareció de repente frente a mí. Estaba completamente absorto entre el beso que ambos nos estábamos dando, el sabor de su boca era adictivo, su forma de tocarme causaba choques eléctricos en cada zona que tocaba, estaba seguro de que para él era lo mismo, ambos sentíamos la conexión de nuestras almas, que nos decía a gritos junto con el aullido de nuestros lobos interiores que nos habíamos encontrado, nosotros éramos destinados; lentamente sus labios se separaron de los míos, sin soltarme y mirándome con ternura al igual que yo lo miraba con alegría.

— Mael, mi Mael, mi lobo, mi pareja, mi amor... Mi destinado. — Su mano tomó mi rostro acariciándome suavemente mientras se acercaba de nuevo para darme otro beso. — ¿Cómo el destino puede ser tan cruel? ¿Cómo se atrevió a unir a dos personas que están prohibidas? — La tristeza en sus ojos comenzó a aparecer y fue que mis manos fueron directamente también a su cara.

— ¿Por qué dices eso? Nosotros... —

— Yo soy el alfa Miller, mi deber es casarme con alguna de mis hermanas para procrear a la siguiente generación de sangre pura. Y tu eres el siguiente alfa Sang d'Argent, tu manada es pacifista, vanguardista y poderosa, mientras mi manada es salvaje, codiciosa y solo en busca de la supremacía. — Comentó Oliver dejando caer su rostro en mi hombro. — No lo entiendo, siempre he sido un alfa duro, de puño firme ante todos, pero ahora que estoy contigo, es como si un lado que ni yo conocía apareciera de repente. Es extraño, sin embargo, tampoco me incomoda. — Comentó Oliver a lo que yo solo comencé a acariciar su cabello con ternura.

— Sé de las diferencias en nuestras manadas, pero... Eso no me va a impedir que luche por ti en contra de quien sea, porque no pienso alejarme ni que te alejes de mi ahora que te he encontrado. — El alfa Miller se separó un poco y comenzó a mirarme con sorpresa, sus ojos azules resaltaron mucho al verme con gran impresión.

— Lo acabas de decir, soy un alfa como tú. También tengo mi orgullo y mi fortaleza como el líder nato que soy. Y también soy poderoso, si es necesario sacar mis instintos salvajes para protegerte entonces lo haré y me convertiré en un lobo salvaje con tal de estar de estar a tu lado. — Estaba determinado a hacer eso y más por mi pareja, mi lobo estaba aullando de felicidad, pero al mismo tiempo se daba cuenta del peligro que nos asechaba, sabía que nosotros juntos haría estallar una bomba de la cual no saldríamos bien librados.

— Eres perfecto. — Fue lo único que escuché en respuesta y de nuevo volvimos a juntar nuestros labios en un apasionado beso el cual no duró mucho, ya que teníamos que volver a la cena de la cumbre y actuar como si nada. Oliver me pidió mantenerme al margen de cualquier cosa que me preguntaran allá afuera, ya que era seguro que todos ya se habían dado cuenta que ambos faltábamos en el gran banquete. Yo acepté y fue que ambos estábamos listos para salir, pero antes de que saliera primero volteé a ver de nuevo a Oliver quien extrañado se me quedó viendo.

— Oliver ¿Esto es real? — Pregunté un tanto preocupado a lo que el otro alfa, me miró y me sonrió.

— Si, Mael. Esto es tan real como la luna que fue testigo de nuestro encuentro. — No pude evitar sonreír ante esa contestación, asentí y fue que tomé el valor que me faltaba para salir de regreso a la gran sala donde las miradas se pusieron sobre mí al llegar. Podía sentir la presión sobre mi cuerpo, tenía que actuar como alguien tenso después de una densa platica entre alfas, recordé la mirada y la sensación que emitía mi padre ante todos para marcar su territorio y protegernos.

Sin Manada, Orígenes: Oliver & MaelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora