Capítulo 08.-XXXIII

165 30 4
                                    

77.—Recreación

•Plann.

Las cámaras no están grabando, se descompusieron desde hace un par de días y él se está aprovechando.

Lleva puesta una sudadera holgada, ni siquiera sus manos se notan, mucho menos se atrave a alzar la mirada, pero con sumo cuidado saca un alambre, está introduciendolo en la puerta y nadie se percata.

La hora de que vuelva está acercándose, ha guardado algo en sus bolsillos, dejando caer su llavero sin poder ver en donde ha terminado su paradero, sabe a la perfección que estoy por llegar, no tiene opción debe salir...


Desperté de golpe al escuchar el timbre, mi respiración se desestabilizó y en un movimiento me puse la bata, para ir a pasos de zombie hasta la entrada. Me asomé por el ojillo de la puerta, era un repartidor de cartas.

—Buenos días. —Lo miré.

—¿Usted es el joven Plann?

Asentí y me entregó una carta, haciéndome firmar el recibimiento, pronto cerré la puerta para acomodarme en el sofá, las dudas y el temor de aquella pesadilla que tuve continuaba presente. Mis manos estaban temblando cuando abrí la carta, la cual no tenía remitente. ¿Era posible enviar una sin él?

La letra era idéntica a la de la nota anterior.

"Veamonos esta tarde, después de las 4:00 pm, en la fuente.
He esperado este momento desde hace tiempo, querido amigo."

Me sorprendí aún más con lo último ¿amigo? Yo no tengo amigos, no después de lo que ocurrió con Hwan y Mean, ¿es posible que sea Hwan? ¿Por qué tanto misterio?

Suspiré leve, no tenía planeado pasar toda la mañana analizando una letra que en mi vida había visto. Me arreglé lo más rápido que pude para entregar mi primer trabajo a la empresa.

Ni siquiera habían dado las tres de la tarde, salí de la empresa con la satisfactoria libertad, les había agradado mi trabajo. Mi estómago comenzó a rugir y tenía el gusto de comprarme algo, me acerqué a la primera heladería que encontré, comprando un enorme helado de cuatro sabores, me senté en una de las mesas disfrutando de lo ya mencionado, hasta ahora era uno de los mejores helados que había probado, observé a toda persona que pasaba por la calle, no había un solo rostro conocido después de casi veinte minutos. Era increíble que jamás me haya encontrado con el señor Luang, incluyendo a mis propios padres.

Estaba completamente solo.

De pronto, una silueta femenina me pareció conocida entre la multitud, tenía que ser Ae-Yilin, estaba casi cien por ciento seguro, llevaba unas cuantas bolsas en sus brazos, lo más curioso es que nadie le acompañaba.

¿Debería acercarme y saludarle? Quería pero al mismo tiempo no, hasta que mi trasero abandonó esa silla de plástico, tirando la envoltura donde me dieron el helado. Faltaban casi quince minutos para ir a la fuente, donde me encontraría con la misteriosa persona, en ese momento no temía que fuese alguien con malas intenciones, tampoco debería estar tan confiado.

—Yilin.—Toqué su hombro.

Sentí como se tensaba. —¿Plann?—Me sonrió ligeramente. —Qué sorpresa.

—Lo siento si te asusté. —Logré decir. —¿Qué haces aquí?

—Compras, me han pagado y no hay mejor manera de gastarlo que en ropa. —Sonrió una vez más, aunque comenzó a caminar con más prisa.

—¿No tienes tiempo?

—Oh, lo siento Plann, quizá en otra ocasión podamos vernos, cuidate. —Se alejó, como si algo le asustara.

¿Qué de mi, podría alejar a alguien?
Tal vez, verme le traía malos recuerdos. Una vez que lo pensé tomé mi camino, yendo al punto de encuentro, donde impaciente miré varias veces el reloj de mi celular.

4:01 PM.

No veía a nadie, únicamente al señor de la tienda de artesanías, al parecer siempre estaba sentado ahí, sin mucho que hacer.

Empezaba a desesperarme, el sol no quería ocultarse ni un segundo y el calor iba a deshidratarme en cualquier momento.

—¿Plann? —Esa voz bien parecida me hizo voltear...

ELIGEME ¦ MeanPlann ¦Temp. 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora