Capítulo 25.-L

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60.-Vuelve a mí
Fin.

Mean.

Era viernes y tal como me lo dijo Hwan, hice caso, a eso de las cinco de la tarde, después de tomar mi comida decidí buscar aquello que mencionó.

Y sí, ahí en el último cajón del escritorio había una carta perfectamente escrita y doblada por la mitad.

"Mean...
Sé porqué llorabas el día de la pintura, comprendo que debe ser difícil tener que fingir que eres un fantasma, cuando en realidad estás vivo.
Sé lo mucho que quieres a Plann, lo mucho que deseas tener una vida normal y la cercanía a ese amor.

Yo no pertenezco a tu vida, mucho menos a la de Plann, por ello decido volver a mi país de origen, es ahí donde yo pertenezco, es ahí donde se supone debo encontrar el amor que tú ya encontraste. No sueltes a Plann, no dejes que ese amor vuele lejos."

Suspiré guardandola debajo de todas las cosas del cajón, me quedé inmóvil por varios minutos hasta que mi mente reaccionó, tenía muchas ganas de ver a Plann, es correcto, pero no sé cómo resultaría todo esto cuando me viera.

Me inventé la mejor idea que mi cerebro pudo tener, fui a correos de Tailandia y envié un pequeño paquete a Plann...



Plann.

El día parecía largo, desde que desperté tuve la sensación de esperar algo y no supe que era hasta que dieron las 5:00 PM, me alejé de mi carpeta de trabajo y atendí al llamado a mi puerta, un hombre me entregó una caja pequeña, me hizo firmar una hoja y se marchó, me preguntaba que podría ser, fui rápidamente hasta la sala para abrirlo.

"He esperado este día desde hace mucho tiempo, hoy debo revelarte un secreto Plann, por favor, ven a Eigsincut-Tailand 019."

Me quedé procesando lo que leí y al abrir el paquete descubrí un hermoso dibujo de dos chicos mirándose fijamente con unas flores blancas entre sus manos, me preguntaba qué era todo esto, quería saber de quién provenía tal obsequio. ¿Hwan? Esta vez mi intuición no me indicó absolutamente nada.

Me arreglé aunque no sabía porqué debería hacerlo, lo hice y me dirigí a la dirección de la nota.

Las horas transcurrieron y para cuando llegué eran las casi siete de la noche, el cielo se veía hermoso en tonos morados y azules junto a la luna, no había gente, el campo frente a mí rodeado por un montón de flores  y uno que otro árbol me hizo sentir tranquilidad, el aire soplaba cálido.
A unos cuantos metros de distancia vi una figura de espaldas, me resultaba conocida, me acerqué lentamente, como no queriendo descubrir quien era y una vez que estuve detrás de él me sentí extraño.

—Estoy aquí. —Susurré con nervios.

Mean.

—Estoy aquí. —Muy apenas lo escuché.

—Mis días parecen eternos. —Dije a una voz lo suficientemente audible sin girarme. —Niño bonito. —Añadí esperando a que él se diera cuenta, pero al no escuchar nada por su parte decidí volverme hacia él.

Sus lágrimas recorrían su rostro.

—Mis días, son eternos desde que se supone que no existo.—Dije y sin previo aviso lo rodee en un abrazo cálido, necesitaba urgentemente esto, mi corazón se deshizo y cuando menos vi, también estaba llorando.

—Siempre fuiste mi ángel y no dejaste de existir. —Dijo.

ELIGEME ¦ MeanPlann ¦Temp. 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora