Capítulo 17.- XLII

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68.-El sirviente

Mean

Desperté a eso de las ocho de la mañana cuando escuché una aspiradora recorriendo los pasillos de la casa.

Enfadado me tapé la cabeza con una almohada para intentar seguir durmiendo, pero fue imposible, después de varios minutos decidí levantarme y aunque me tardé en llegar al baño debido al dolor de mi cuerpo, pude darme un baño de agua caliente y cambiar mi pans por un pantalón negro y camisa blanca formal, extrañaba vestirme de tal manera en lugar de pasar en una camilla con bata de paciente.

Bajé a la primera planta descubriendo al sirviente en la cocina, tenía puesto un mandil y dejó los platos con el desayuno en el comedor.

—Buenos días Mean. —Dijo dándose la vuelta, pero lo ignoré, no estaba listo para volver a socializar aunque sólo fuera una persona, me senté y dispuse a comer el delicioso platillo, claramente me parecía que era un buen desayuno porque durante mi estancia en el hospital todo era bastante simple. —Su familia me entregó un reglamento.

—En las reglas decía acerca de ¿"no hablarme"? —Dije dando un bocado a la empanada de carne.

—No joven Mean, de hecho...

—¿Puede dejar de hablar? Estoy tomando mi desayuno.

—Lo que quiero que haga es que me mire. —Dijo molesto. —¡Mírame Mean!

Me sobresalté y lo miré.
Por instantes sentí que los recuerdos golpeaban mi cabeza, la furia se instaló en mí sin necesidad de que dijera algo.

—¿Hwan Jae Lay?... ¡¿Qué haces tú aquí?! —Me levanté.

—Grandioso, que bueno que me recuerdas, tú familia me contrató por un año, así que gracias por esta bienvenida. —Sonrió desagradablemente.

Negué frenéticamente. —¿Por qué tú?

—Querían contratar a una persona de confianza y que por sobre todo fuese originaria de otro país.

—¿En serio? ¿Qué más?

—Sé hacer de todo, soy amable, trabajador, vengo de Corea, ya sabes.

—¡Ja! —Reí cínico. —Qué triste que tienes que estar aquí haciendo la limpieza de toda esta casa con... Mean. —Reí de nuevo. —¿Puedo hacerte la vida imposible?

—¿Por qué te empeñas tanto en esto? —Preguntó acercándose. —Mean, ¿es que acaso siempre me odiaste porque te gusta Plann?

El solo mencionar a Plann sentí que el corazón se me deshacía, tenía tantas ganas de volver a verlo, quería tan solo verlo.

—Hablando de él, ¿lo has visto? —Fue inevitable, tuve que preguntar.

—Oh vamos Mean, desde el primer día que llegué a la casa de Plann supe que te gustaba mucho. —Se sentó a tomar su desayuno y decidí copiarlo.

—Te hice una pregunta, si la respondes trataré de no ser tan malo contigo.

—Digamos que... Hasta lo besé.

Me quedé estático, seguramente estaría diciendo eso a propósito.

—Qué bien, me alegra que estén juntos. —Dije tratando de seguirle el juego para averiguar la verdad. —Aunque según mis recuerdos, huiste de Plann, él dijo que te fuiste de Tailandia. ¿Por qué decidiste volver?—Me incliné para verlo mejor.

—Los rumores corren Mean. —Dijo con tranquilidad comiendo.

—¿De qué hablas?

—El hijo del señor Mark ha desaparecido. —Estás en todos los periódicos de Asia.

Me tensé.

—Viéndolo bien supongo que es para que ganaras más fama ¿no?

Negué. —¿Estás loco? Fui raptado, estuve secuestrado por no se cuánto tiempo, es más, mira los piquetes de los catéteres que tuve en los brazos. —Iba a remangarme las mangas de la camisa, pero decidí no hacerlo. —Espera un segundo, no tengo porqué hacer esto. —Me levanté de mi lugar a punto de ir a la sala.

—¡No! No te irás, una de las reglas fue que terminaras todas tus comidas y descansaras lo suficiente.

Reí. —No eres mi niñero, ¿por qué comería si no quiero?

—Porque estuviste hospitalizado, perdiste alrededor de diez kilos.

Lo miré. —No es verdad, tú mismo lo dijiste, estoy desaparecido pero no es real, solo es para ganar atención y fama. —Me dirigí al sofá y me senté con muchas ganas de no hacerlo, me dolían todas las extremidades, sobre todo la cabeza. Encendí el televisor y descubrí que en la programación no había canales de noticias, sólo de documentales, series y películas.

—Debes comer. —Vino Hwan con el plato y lo dejó en el comedor. —Oh y no debes ver las noticias.

—¿¡Cómo se supone que las vería si ni siquiera están en la programación?! —Suspiré pesadamente.

ELIGEME ¦ MeanPlann ¦Temp. 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora