Capítulo 11

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—No

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—No. Puede. Ser. ¡AAAAHHHH!

—Hayley, Shhh, no seas ridícula —intenté tapar su boca con mis manos, pero se quitó.

—Es que no creí que lo invitaras de verdad, pensé que nadie te volvería a interesar lo suficiente —se encogió de hombros.

—¿Quién habló de interesar? —rodé los ojos. —Sólo lo invité porque tú dijiste. Y el objetivo principal es ver si es o no asesino.

—Como digas —guiñó un ojo.

—Me caes peor que mal.

Rió.

—¿Entonces cuando será? —preguntó sin esconder su obvia emoción, la cual no sabía decir si era porque ella estaría con Enzo otra vez, o porque según ella me "interesaba" alguien.

—El sábado —dije sin más.

—¿¡Mañana!?

—El sábado —remarqué, con una mueca de obviedad.

—¿Y mañana qué es? —enarcó una ceja.

Mi corazón dio un salto de la impresión, abriendo mis ojos como lunas. Madre de Dios.

—¿¡MAÑANA ES SÁBADO!? —chillé.

Siempre estaba ausente de la vida. Mi recordatorio de los días era la preparatoria, y ya que no estaba yendo, un domingo podía ser fácil un miércoles para mi. Todos eran iguales.

—Estás loca —empezó a reír a todo pulmón.

—Mierda—mascullé. —Creí que mañana era viernes —empecé a caminar de un lado a otro, aunque me puse algo nerviosa por eso, aún me faltaba toda la de emoción que a mi mejor amiga le sobraba. —¿Qué me voy a poner Hayley? Mierda ¡mierda!

—Ay tranquilízate Mills, es sólo un amigo que no te interesa. No tienes que vestirte para impresionar o algo así —expresó, haciendo un extremadamente falso gesto de indiferencia.

"¿Su mejor amiga les cae mal? Porque la mía sí"

—Así es, me quiero vestir bien por mi, no por alguien más —hizo una mueca para esconder la sonrisa ridícula que tenía. Le saqué el dedo medio —olvídalo, me da igual —fue lo que dije, pero me senté en la cama moviendo excesivamente un pie.

Hayley me miraba conteniendo las carcajadas. Cada vez que mi mirada chocaba con la de ella, le quitaba la vista de mala gana. Mi pie no se pausaba y no decía ninguna palabra, obviamente no me interesaba Jace ni nadie, pero quería vestirme bien, al menos aceptable, y eso no era sinónimo de interés hacia él. No tenía idea de cuándo fue la última vez que me había preocupado por lucir bien, siempre agarraba la misma ropa, todas eran casi del mismo estilo, así que no me molestaba en verificarlas mucho antes de ponérmelas.

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