De regreso, Enzo conducía con su chica al lado, Jace y yo pasamos detrás.
Aún no le había contado a Hayley sobre lo que había pasado la noche anterior con Jace: temía que sus gritos espantaran a las personas de las cabañas del lado y nos echaran antes de tiempo. Estaba segura que iba a empezar a gritar. Me limité a volver con Jace dentro, comer, ducharnos, contralor yo mis ganas de gritar, saltar y contarle todo a mis dos mejores amigos, y dormir.
A la mañana siguiente, nos despertamos muy tarde, así que desayunamos y empacamos lo que habíamos comprado de prisa para pasar unas horas más en la playa antes de marchar.
Tomamos fotos, videos, reímos, bailamos sin música, y casi me ahogué por la terrible idea de confiar en Enzo y subirme a su espalda porque quería una bonita foto con mi mejor amigo dentro del agua. Al menos quedó bien antes de que él perdiera el equilibrio y cayéramos.
Eso sí, la de Jace y Hayley quedó mejor.
Después, solo la hicimos de niños pequeños jugando con la arena.
—¿Por qué paramos? —cuestiona Jace a Enzo, ya que éste detuvo el auto.
—Look... —le hizo un gesto con la cabeza que todos seguimos.
Jace me miró con una sonrisa cuando volvió su mirada a mí, para luego mirarnos entre los cuatro. Todos tuvimos el mismo pensamiento.
—La feria... —susurramos Hayley y yo al unísono, intercambiando una mirada acompañada de una sonrisa por el recuerdo...
—Una cita doble... —corrigieron los chicos al mismo tiempo.
—Aún con eso... —dije a Jace, recordando que había comentado lo mismo cuando le sugerí salir ese día. —No era una cita doble, creído. Apenas te conocía.
—Bueno, pues deberíamos tenerla ahora.
Volví a poner mi mirada en Hayley que soltó una risita nasal.
—Solo la quitan por uno o dos meses, y al parecer la han vuelto a poner recientemente desde la primera vez que vinimos, no hay muchas personas —informó Enzo.
—¿Una cita doble justo ahora? —expresó Hayley mirando a su novio. —¿No estás cansado? Has estado conduciendo por un par de horas.
—Dame tu mano —ella lo hizo, él la recibió con un beso. —Mientras pueda ir tomándote de la mano, el cansancio no existe. No mientras te tenga a ti.
Se me llenó el corazón el escucharlo hablarle así. La quería muchísimo.
Dejé salir un bajito "aww" cuando ella le dio un beso fugaz.
Jace se acercó a mi oído...
—¿Qué dices, pequeña? ¿Cita doble? —plasmó un beso en la curva de mi cuello.
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Him
RomanceCamille tomó decisiones erróneas, más de una vez. Se menospreció, se humilló, se perdió. Pero llegó él, también menospreciado, también humillado, también perdido... Dos almas perdidas que lograron encontrarse en los ojos del otro.