Capítulo 18

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No sé cómo sobreviví ese momento, porque les aseguro que sentí mi corazón salir volando sin intención de volver a mi

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No sé cómo sobreviví ese momento, porque les aseguro que sentí mi corazón salir volando sin intención de volver a mi.

—My son! when did you come back?

Había olvidado que era de Londres, y aunque tiene un  perfecto acento español, al hablar inglés su acento británico era igual de marcado que el de Jace y Sara.

Isabel se empezó a acercar a él, pude notar como todo su cuerpo se tensaba mientras ella avanzaba.

—Come here! —ella abrió sus brazos para abrazarlo.

Él no se movió, estaba clavado a su lugar y cuando vio a su madre acercándose, cerró sus ojos apretándolos con fuerza, parecía estar esperar de todo, menos un abrazo.

Pero tranquilos, no permití que lo tocara, claro que no. Reaccioné con mucha rapidez y me acerqué tan de prisa que logré interponerme entre ambos, eso pareció de película, verdad.

Lo abracé yo.

Él tenía las manos en los bolsillos así que, cuando lo abracé, sus brazos quedaron debajo de los míos por lo que no podía corresponder, y estaba bien, no quería que lo hiciera, al menos no en ese momento, sólo quería que ella no lo tocara, era evidente el miedo que sentía hacia ella y aunque no comprendía porqué estaba a tan alto nivel de pánico, continué.

Alcé la cabeza para poder mirarlo:

—Jace! Te extrañé mejor... amigo.

Él abrió sus ojos exageradamente cuando bajó su vista hacia mi, pero no se movió. Si le molestó que lo abrazara no lo dijo, supuse que prefería que lo hiciera yo a que lo hiciera ella.

Yo parecía un perezoso aferrado a un árbol, literal. Estaba abrazándolo fuerte, entrelacé mis manos sobre su espalda baja y mi barbilla estaba pegada a su pecho para poder verlo.

—Where the hell have you been loco!?
—fue lo siguiente que se me ocurrió decir. Le sonreí nerviosa.

Él seguía sin decir algo, estaba ahí mirándome, seguramente pensando en que ya me había vuelto completamente loca.

—¡Pero que ofrecida! —exclamó Isabel.

—Déjalos —intervino Sara. —Deberías irte Isabel, lamento haberte molestado, sólo fue un momento de desesperación como comprenderás, no volverá a pasar, puedes marcharte, ya vemos que Jace está a salvo. Gracias por venir aquí a pesar de tu indiferencia.

Yo seguía ahí, toda perezosa aferrada a mi árbol. Nos mirábamos fijamente sin decir algo en lo absoluto, mientras las otras dos presentes hablaban.

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