Alerta de Spoiler: Pasó una semana y yo aún seguía sin saber de Jace desde aquella mañana que salió de casa al mencionar lo de su padre.
...
Estaba arreglándome para ir a clases. No sentía emoción, pero tampoco quería morirme por volver como lo estaba al inicio del año. Solo, me daba igual.
Varias veces me encontraba a mi misma en una esquina de mi cuarto, en el piso, pensando en que le había pasado algo malo a Jace, pero alejé esos pensamientos lo más rápido que pude y empecé a creer que lo más seguro era que se había arrepentido de querer ser mi amigo. Y sinceramente, no podía juzgarlo.
Dejé de pensar en él, si ya me estaba ignorando, pues no podía hacer nada más que lo mismo.
Me fui a la prepa.
Al llegar, de inmediato miré a Hayley y Enzo que me esperaban en la entrada. En la semana nos habíamos juntado un par de veces con él y al parecer no tendría que darle ninguna paliza o algo parecido. La verdad, se le notaba que iba bastante en serio con Hayley. Eso me alegraba, esperaba que continuara así, por su bien...
—Pensé que no llegarías mini Klaus —me comentó Enzo una vez llegué a su lado. Sí, también iba en serio con llamarme así después de mis amenazas hacia él.
—Es un talento —se encogí de hombros. Lo saludé chocando puño y palma, a Hayley la abracé.
Al entrar al pasillo, a penas cinco pasos, la primera cara que vi, fue la de Mía. Eso fue lo más perfecto para empezar el día ¿no creen?
Aunque siendo sincera, ya me daba muy igual esa chica y todo lo que había pasado con ella y su novio. Dos meses encerrada torturándome y sintiendo rencor a su máxima potencia fue suficiente. Sólo quería tenerla tan lejos de mi como fuera posible. Así que aparté mi vista hacia otro lado, la ignoré e intenté seguir mi camino.
Pero ella siendo... ella, tenía otros planes para arruinar con éxito los míos.
—¡Vaya vaya! La zorra decidió salir de su guarida —habló lo suficientemente alto como para que todos a su alrededor la miraran.
—Buen día para ti también Mía —respondí pasando por su lado sin molestarme en mirarla o seguirle la corriente a sus palabras por más tiempo.
—¿Qué tal vas con tu depresión? —agregó con tono burlón. —¿Ya superaste que te hayan dejado por mi?—se echó a reír.
Me detuve un momento pensando en si debía darle la atención que quería tener. Al final, la miré y le contesté con toda tranquilidad.
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Him
RomanceCamille tomó decisiones erróneas, más de una vez. Se menospreció, se humilló, se perdió. Pero llegó él, también menospreciado, también humillado, también perdido... Dos almas perdidas que lograron encontrarse en los ojos del otro.