Si alguien me hubiese pedido que describiera un despertar perfecto, sin duda les diría uno exactamente como el que estaba teniendo en ese momento.Amanecí sobre él, con ambas piernas rodeando su cintura mientras él me sujetaba con ambos brazos. Sentía su ligera respiración contra mi pelo y los latidos de su corazón al mismo ritmo que el mío.
—¡CAMILLE FRAY! LLEGARÁS TARDE A CLASES.
Ambos dimos un respingo, yo me quité de encima tan rápido como me fue posible, había disfrutado estar así, pero más porque él estaba dormido y quizá ni había notado que yo estaba de esa manera, de estar despierto, no me hubiese tardado en despegarme de él aunque mi cuerpo pidiera lo contrario. Pero dio igual, mi madre tan oportuna ya estaba en la puerta encargándose de ello...
—Mierda —mascullé, levantándome. —Párate, métete al baño, anda, ya.
—¡CAMILLE! —mamá seguía golpeando la puerta como si quisiera derrumbarla.
—¡YA VOY!
—¡Ahora!
Me apresuré para entrar al baño, pero... mierda.
Jace estaba en bóxers caminando de un lado a otro, posiblemente asustado por la situación que amenazaba nuestras vidas. Al verlo, no pude evitar repasarlo completo esa vez. Sus abdominales, cada línea en perfecta definición, lo seguía con la mirada a cada paso que daba, y madre mía, vaya que era buena vista, que digo buena, era una majestuosa. Quedé en un trance admirándolo, uno del que no salí hasta que él mismo me sacó.
—¿Hola? —chasqueó sus dedos frente a mi cara. —¿Que buscas? —sonrió coqueto.
Pestañeé seguido y desvié la mirada.
—Quítate que es muy tarde, y es probable que mamá ya esté subiendo de nuevo a gritarme.
Entré a la bañera, ignorando mis ganas inhumanas de seguir admirando con el mismo descaro anterior a tal escultura que amaneció en mi cama.
—Hay cepillos y toallas nuevas aquí dentro, puedes usarlos —avisé desde la ducha.
—¿Puedo entrar contigo? —dijo desde fuera.
"Ni modo, salimos de esto rápido o mi madre se divertirá cortando cabezas"
—Ven pero déjate de bobadas. Haz lo que tengas que hacer rápido y te largas por la ventana antes de que mi madre te vea y nos mate a los dos.
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Him
RomanceCamille tomó decisiones erróneas, más de una vez. Se menospreció, se humilló, se perdió. Pero llegó él, también menospreciado, también humillado, también perdido... Dos almas perdidas que lograron encontrarse en los ojos del otro.