Capítulo 16

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Han pasado seis días desde mi primer entrenamiento, hoy debo volver a la escuela. Aún no estoy rindiendo como Ekseps, pero confío en mí como una vampiresa que se defiende en combate.
Mikkel ha venido a verme, he hablado con mis viejas amigas y tengo una nueva confidente. Ayer estudié a fondo sobre comportamientos propios de una princesa y su deber, también modales en la mesa.

—Alteza, ¿Ya está lista?

Me acomodo el cabello y salgo al pasillo, Ingrid ya me espera allí con una sonrisa mañanera.

—¿No olvida nada?

Niego y bajo a desayunar, en el comedor ya se encuentran Sten y Hilton padre.

—Buenos días—Saludo tomando asiento en mi lugar.

—Buenos días Su Alteza—Responden al unísono.

—¿Ya todos se encuentran trabajando?

—Sí, de hecho ya debo irme—El hombre se levanta y se retira sin esperar mi permiso de levantarse.

Noto que no saluda a su hijo, no le desea una feliz mañana ni le pide que se cuide. ¿Pasará por esto todos los días?

Ingrid sale del comedor. Miro al chico frente a mí, pica la fruta y sostiene el tenedor con elegancia y fuerza. Parece muy seguro de sí mismo.
Lleva el sueter gris del instituto con la camisa blanca debajo, el cabello parece peinado con los dedos ya que está desprolijo.

—¿Te duelen?—Eleva la vista atrapándome.

Llevo la vista hacia donde mira, mis muñecas tienen marcas de dedos. Ayer tuve que pelear cuerpo a cuerpo con el entrenador, perdí como era de esperarse y me dejó algunos moretones que no parecen irse con facilidad. La pregunta de Sten viene a que se enfadó cuando vio que no tenía sutileza alguna en combate, pero el otro argumentó que sin disciplina no aprenderé

—No—Bajo las mangas—Ya se están yendo.

Intento minimizar la situación. Él está frustrado porque lo detuve de arrancarle la cabeza, o eso me dijo ayer.

—Se notan más Teressa—Aprieta los labios—Si hoy lo veo…

—No le vas a hacer nada porque se supone que no hicieron nada—Lo interrumpo—No puedes ni debes.

Suspira—Como digas.

Nos levantamos al mismo tiempo.

—Nos vemos.

Salgo cruzando a mi familia en el camino, saludo a tía Sonia, que sigue media molesta por el asunto de los Hilton en el palacio, y a mi abuela.
Esta vez dos autos me acompañan, el chofer toma otro camino y un soldado de la guardia va como apoyo. Las puertas del instituto se encuentran con cuatro guardias custodiando, se han ofrecido mas, pero eso levantaría sospechas.

—Muchas gracias, que tengan un lindo día.

Bajo del auto y me adentro en el lugar con cierta rareza, el aire no es el mismo del de la semana pasada, hay jóvenes que aún tienen el rostro melancólico y eso me parte el alma. Lo que sí percibo son los grupos que se encuentran cuchicheando por todos lados.

—¡Tessia!

Me doy la vuelta, tal como el jueves pasado. Aila se acerca corriendo.

—Aila, ¿Cómo estás?

—¡Yo bien! Pero, ¿Qué hay de ti? Mikkel te tomó de la mano y de ahí en adelante no supe más nada, ¿Sabes lo preocupada que estuve?

Me muerdo los labios—Perdón, todo fue un caos, un auto de su familia me llevó a mi casa ese día y no supe nada más de nadie.

TeresiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora