Capítulo 14

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—¡Esto es inaudito! Alguien nos está haciendo quedar en ridículo frente a la nación entera, se está burlando de los anteriores reyes y de todos nosotros. Aún no sabemos qué busca ni quién es, ¡Y ya vamos recibiendo dos ataques contundentes!


—Majestad...


—¡No me interrumpan! Nadie descansará hasta que me den el nombre del vampiro que está causando todo esto.


—Majestad, si me permite, quiero que junto con mi familia nos alojemos temporalmente aquí, no me siento confiado al dejar a mi nieto lejos, y él debe estar con sus padres.


Llevo mi vista hacia los Hilton.


—Por supuesto Emil, tomaremos las medidas necesarias.


Percibo la mala cara de Sonia a mi lado y suspira fuertemente, ¿Le molesta la decisión?


—Gracias, Majestad.


—¿No tienen seguridad en su casa o qué?—Mi tía vuelve a resoplar, haciendo que los presentes la miren.


Sten se nota incómodo y su abuelo se pone ligeramente colorado. Parecen avergonzados de la situación. Mi corazón se comprime, ¿Sonia no entiende la situación? No la veo arrepentida de expresar su desacuerdo en absoluto.


—Jefa Veltem, salga de la habitación y busque a alguien que mande a buscar las pertenencias de los Hilton.


Todos me miran, mi abuela eleva su mentón y Sonia alza las cejas sorprendida. No voy a tolerar esa aptitud suya, no me crió así, me enseñó a ser empática con los demás.


—¿Qué?


—Lo que escuchó, si no esta de acuerdo con lo decidido puede retirarse a hacer algo más productivo.


Ella me observa unos segundos y sale sin reprochar nada. Está cambiada, pero no es la única.


—Se lo agradezco, Alteza.


—No se preocupe, tengo ciertos valores. Continúemos.


La sonrisa de mi abuela se mantiene durante lo que resta de la Junta, al parecer el único joven presente ademas de mí, lo está para aprender más sobre las funciones de su abuelo.


—Bien, doy por finalizada la reunión, ordenen la vigilancia doble esta noche, nos vemos en la cena.


Ella es la primera en salir, me apresuro por llegar a su lado. El cansancio que tiene mi cuerpo me hace alcanzarla a varios metros.


—Me pareció perfecta tu aptitud querida, veo que estás forjando tu carácter.


Sonrío, me gusta que me halague—No me crió de la forma que actúa, me pareció lo correcto.


TeresiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora