Capítulo 6

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—Alteza.

Me rio, en serio lo hago. Mi humor ha mejorado ante el gran paso que he dado.

—¡Tía! Dormiste poco. Pasa, ven.

Ella niega—Lo suficiente para enterarme de los cambios, no vengo sola.

Se aparta dejando ver a una joven detrás suyo. Debe rondar los... Olvídenlo, no tengo la menor idea.

—Hola, soy Teresia—Le estiro mi mano para estrecharla.

Ella no la toma, si no que se agacha y forma una baja reverencia.

—Alteza, es un placer servirle.

Me pongo del color de mi habitación por la pena.

—Ay no, que vergüenza...—Murmuro.

Mi tía se carcajea feliz al verme apenada.

La chica alza las cejas como arrepentida o sorprendida—Oh, ¿Preferiría que la llame de otra forma?

Aprieto los labios—Como prefieras hacerlo, ¿Cómo te llamas?

Entro y ellas me siguen, "mi doncella" cierra la puerta antes de que yo siquiera la toque.

—Bueno...—Alargo la E—Siéntense, no me has dicho tu nombre.

Miro a la desconocida morena, es muy bonita—Mi nombre es Ingrid, Alteza.

—Tenía una compañera en el equipo de fútbol que se llamaba así—Sonrío y luego me pongo seria, recordándola—Ahora debe estar feliz de tener mi posición en la cancha.

—En tu nuevo colegio hay fútbol—Comenta Sonia.

—¿Ya te dijeron cómo será todo?

Asiente—Es un Instituto magnífico, está a 10 minutos en auto. Tus padres asistieron allí, yo también y prácticamente toda tu familia. El horario de entrada es a las siete y media, y de salida varía dependiendo el día, los deportes que elijas y si eres o no una Ekseps.

Mi cara debe ser de decepción pura, pensé que iría en el turno tarde, como en mi escuela anterior.

—Claramente lleva uniforme, mañana ya debes asistir, la directora fue informada y tienes una plaza con tu nombre.

Asiento escuchando la información.

—Ingrid, ¿Cuántos años tienes?

—Veintitrés señorita.

Muestro mi sorpresa, es muy joven—¿Y no estudias?

Niega—Preferí trabajar directamente, no hay nada que llame mi atención lo suficiente.

Muevo la cabeza comprendiendo lo que dice, yo quería ser jugadora profesional, pero terminé siendo princesa vampira. Qué cosas ¿No?

Miro mis uñas un momento y escucho como Ingrid le cuenta sobre su vida a Sonia.

—¿Es posible que me arreglen las uñas y el pelo para mañana?—Pregunto en voz alta sin dejar de mirarlas y recordar la causante de que estén así.

—Yo puedo hacerlo, ¿Prefiere que sea ahora o luego de la cena?

Niego—Falta mucho para comer así que...

—Aquí es a las ocho cariño, no a las diez o cuando quieras.

Hago un puchero sacando hacia afuera mi labio inferior—Pero ya está por ser esa hora y no tengo hambre.

—Toca acostumbrarse—Por un momento sonríe—¿Recuerdas cuando Raner y Nilsa iban a vernos? Siempre llegaban con hambre.

—¡Si! Mamá tenía los pies hinchados por el cambio de temperatura.

TeresiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora