Capítulo 11

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—Se habrá sorprendido, es todo.

—No tiene por qué interesarme mucho, apenas lo conozco Mikkel.

—No parece, es con quien más te sueltas, o eso pareció...

Lo miro y me aparto de toda la gente—¿Cómo lo sabes? Mickey, no puedes decir tales cosas así porque sí.

—Es lo que veo—Se gira a ver a su madre que corre desesperada hacia él.

El enojo del momento, la frustración y cansancio mental me envuelven en un mareo que me hace tambalear. Inmediatamente tengo a tres guardias más junto a mí.

—Lleven a la princesa a su habitación.

Levanto una mano al ver que intentan sostenerme y camino hacia donde, creo, es mi cuarto. Paso por al lado de Emil y su familia, reconozco a la pareja que protestó en mi contra hace días. Los cuatro se inclinan y esta vez me incomoda.

—Alteza, ¿Se encuentra bien?—El jefe del parlamento se muestra muy amable desde aquel día que parece tan lejano.

—Señores Hilton—Les dedico una débil sonrisa sin mirar a mi compañero—Estoy bien, muchas gracias, supongo que el consejo debe reunirse ante esta situación.

—Está usted en lo correcto, será en unos minutos, le sugiero se asee. No es bonito presentarse así—La mujer de traje gris sin gracia y estilizada figura me sonríe de manera despectiva.

¿Acaso quiere ofenderme? No, no lo creo.

—Si, muchas gracias, eso haré—Noto que Sten también tiene la ropa llena de polvo y el cabello sudado—Ingrid, llama a alguien que se ocupe de él, que le den ropa limpia y una habitación.

—No la necesito, gracias Su Alteza—Suelta lo último con ironía.

—Si, sí lo haces—Murmuro enojada—Ingrid has lo que te pedí, por favor.

La chica se marcha apurada y miro al jefe nuevamente.

—¿Mi abuela dónde se encuentra?

—En su oficina, esperaría a la reunión para verla, se haya demasiado estresada.

Asiento—Gracias Emil.

(...)

—¡¿Le dieron las cosas?!—Grito desde dentro del baño al escuchar la puerta de la habitación abrirse.

—Sí Alteza Tessa. No quiso aceptarlo, pero al final cedió, su habitación está por aquí cerca. 

Cierro la llave del agua y me coloco la bata saliendo apurada.

—Bien, voy a cambiarme y luego vamos a la sala esa que me han dicho, ¿Cuáles son los colores de aquí?—Susurro la pregunta con algo de vergüenza.

Ríe apenada por mi—Los colores de la bandera son el azul y rojo, el escudo real lo visualizará cuando vea a su tía. Le sugiero usar una tiara, este es un asunto importante y el protocolo indica que debe llevarla.

La emoción viene a mí superando los nervios de la situación, voy a usar mi primera diadema.

La doncella se marcha en busca de algo para comer y yo me adentro ya seca en el cambiador. Miro los vestidos y atuendos nuevos, son de tantos colores y estilos que me es difícil decidir. Escucho nuevamente la puerta y le grito a Ingrid que me ayude a elegir entre tanta ropa.

Ingrid se adentra en la habitación y luego escucho sus pasos entrar al vestidor.

—Este o es... ¡Ah!—Grito asustada. 

TeresiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora