I
***
(P.D.V Joseph)
Las muertes nunca significaron nada para mí, de hecho a veces creía que después de esta nada existía...
El sacerdote que brindó el sermón en el funeral de mis padres mencionó el cielo, y expuso el infierno. Si estos existían estaba seguro que el infierno no sería mal castigo para todo lo que hice en esta tierra.
Pero sin pensar en el castigo divino... yo siempre he estado por encima del fuego.
Busque por cada rincón. Sin resultado alguno, ¿Por qué insistía? Una parte de mi ser se asqueo de mi propio reflejo, que patético era buscando a Ashley. Todo el personal del instituto estaba con la familia Reyes, por su parte el resto de nosotros vagábamos en los alrededores de la funeraria.
-Gracias por venir Joseph.- guiño Samantha.
Hice un gesto desganado, aquella realmente era ilusa; creía que yo estaba en aquel lugar por ella... Que mi presencia se debía a su sufrimiento, y no solo porque es probable que yo sea el causante de la muerte de su padre, en su lugar porque mis intenciones no se debían al apoyo moral de los afectados.
Pero por alguna razón no quería pronunciar palabra alguna, estaba seguro que con la mínima frase que saliera por mis labios samantha lo tomaría a su conveniencia, camine dejándola con la palabra en la boca, pero por mas que buscaba un punto ciego, el hermano de ella me seguía como un flanco tirador.
Charlie, y Mildred se encontraban con los dolientes, su sorpresa al mencionar que los acompañaría saco de sus casillas a mi tía, evitaba todo contacto con el pueblo, de la misma forma que ellos; lo hacían con migo, pero en este momento el único ser que quería ver, no mostraba signos de vida.
Espere alrededor de una hora que Ashley apareciera, pero cuando todos se pusieron cursis con frases de despedida, lo mejor fue marcharme. Los funerales siempre me aburrían, y en el de mis padres los únicos que asistieron no se me acercaron ni un metro, así que situaciones como estas era mejor evadirlas.
Al día siguiente, como se me estaba haciendo de costumbre; llegue temprano al salón de clases. No tenía ganas de dibujar, el último boceto que plasme termino en la basura. Y aun no tenía un libro nuevo, Charlie decidió hacerme una biblioteca personal, al ver que tenía ya desgastada la pasta del libro del coleccionista, y casi gastado el de orgullo y prejuicio, ahora solo podía leer en aquel salón que me había construido.
Así que lo único que podía hacer es; escuchar música, tome mi reproductor y me coloque los auriculares, subí el volumen a todo lo que daba, y me deje llevar.
Canciones de mis bandas favoritas, me tele transportaban a otra realidad, siendo yo mismo, una persona normal. Sin ver las denunciantes miradas del pueblo, podía estar alegre; sin sonreír, estar triste; sin llorar, lo es todo para mí. Esperaba algún día tocar un instrumento con las canciones que compusiera, pero desde que murió mi madre las clases; de piano, y violín se cancelaron determinadamente.
-Quién lo diría... Al parecer escuchas buena música.- su voz interrumpía mis pensamientos, se colocó en la silla trasera, y me sonrió.
Me quite los auriculares, y gire mi dorso para verla de frente.
-No estabas...- hice una pausa para que ella comprendiera.- Ayer, no fuiste.
Ella frunció el entre cejo, y trato de articular palabra.
-Tenía otras cosas que hacer.- la tantee con la mirada.- tenía que ayudar a mi madre.- se excusó.
-No importa.- atestigüé.
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Almas oscuras: La sonrisa del ocaso
Teen FictionLas decisiones que ambos tomaron, los llevaron por un camino turbio y retorcido. Pero sus acciones no habían marcado su oscuro presente... Era su pasado el que los forjaba. Envueltos en irá y llenos de pasión; surgían sus indomables deseos... Ahora...