Copas Rojas

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I

***

(P.D.V Joseph)

La Mansión Montero...

Los que viven, y vienen a esa casa, su intención es matar; por medio de mi ser, lo harán...

Sus hijos están bien, pienso en esas vidas por recorrer, tienen la intención de probar el vino, y con las copas rojas lo harán...

Pero no tengo miedo, nunca lo tuve. Ahora todos arderemos,  mi intención es desaparecer, y lo haré.

Aquello fue sumamente absurdo, pero por una vez en mi vida quise hacerlo, coloque el cuaderno y la pluma en la mesa de noche, no era el estereotipo de personas que escriben sus sentimientos en un cuaderno, quizás se debía a que no tenía sentimientos que escribir, o que en mi vida nunca paso algo memorable, pero las historias que me rodeaban nunca fueron agradables para ser escritas, así que el ultimo pensamiento que tenia de esta casa; quería que fuera recordado.

Observe el traje elegante que Charlie compro para el baile, su color oscuro y con una corbata color rojo vino; me recordó a los vigilantes, quizás ese era su plan, que los acreedores creyeran que contaban con migo, y la mejor forma de expresarlo es uniformándome como los susodichos, no me molesto aquello, por un segundo pensé que esta sería la mejor opción para el pueblo, incluso para la familia de Sam; quien ahora me apoyo con el tema de Ashley.

No había visto su rostro desde nuestro encuentro en la colina, donde nuestra vida se vio marcada por nuestro pasado, recordar sus ojos y sus dulces labios me brindo un escalofrío en el cuerpo, deseaba besarla en aquel momento, mi mirada inexpresiva la sacaba de sus casillas, y mostraban aquella alma manipuladora que me enamore.

-Estoy mal de la cabeza.- resoplo para mis adentros.

Aquella sonrisa criminal, aquella lujuria que burbujeaba en mi ser; ella es la única persona que hacia mi existencia diferente, creo que siempre lo supe, pero el beso de samantha  me dio la respuesta que me negaba a creer, mi alma egoísta, manipuladora y sobreviviente; simplemente deseaban estar con Ashley, así que la única forma de que estuviera a salvo; es alejándola de mi lado.

Camine hasta la ventana de mi cuarto, aquella tapada con sabanas oscuras ahora mostraban un mejor panorama para mí, la mejor decisión que tome fue acomodarme en mi celda, no me alejaría de las cosas que me ofrece el pueblo, y la única visual hermosa la tuve desde mi ventana.

-¿Por qué no estás listo?- repuso el tono de voz que más odiaba de esta casa.

Di la vuelta para hacerle frente, su rostro paliducho hizo un gesto al ver mis ojos, traía un vestido como negro; el cual resaltaba su collarín.

-Vaya, la elegancia no combina en ojos de demonio.- Sonreí.

-Por favor Joseph, los dos sabemos que usas la ropa; que los acreedores eligen.- expuso, aquella realmente creía que controlaban mi vida.

-Suerte que no la eliges.- propuse llamando su atención.- porque no quiero verme como el iluso de Andrew...

Me cruce de brazos y la tantee con la mirada, aquello la saco de las casillas. su rostro se enrojeció, y sus ojos se oscurecieron de la rabia.

-No te metas con la memoria de mi hijo.- chillo.

-Por favor, los dos sabemos que no hubiera podido con el cargo.

-No sabes nada de él...

-No lees los periódicos.-la acuse, recordando cómo algunos me ayudaban, y otros me acusaban.- Joseph Montero es un sobreviviente.

Almas oscuras: La sonrisa del ocasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora