I
***
(P.D.V Joseph)
El pueblo posee tantas estúpidas leyendas, como costumbres. No estaba obligado a acudir a estas celebraciones, de hecho nunca había presenciado una fiesta del instituto. Tenía cosas que hacer. Mi padre siempre me mantuvo alejado de las actividades extra curriculares. Así que vestirme como lo estaba haciendo ahora para acudir a la fiesta del cementerio; era nuevo para mí. Tomé la chaqueta color ladrillo y camine hacia la multitud.
Charlie se ofreció en irme a dejar, después de lo que sucedió con el oso se comportaba de forma diferente. Quizás le incomodaba mi amistad con Ashley, pero no podía decirme nada al respecto, y de hecho si así fuera; No me importaba lo que él pensaba.
Avance mi camino, hasta la primera etapa del cementerio, muchas de las personas que se encontraban eran mis compañeros del aula, y el resto eras desconocidos del instituto. Cada año se realiza una fiesta en el cementerio del pueblo.
Se hace una recaudación para mejoras del instituto, y un porcentaje para reparar daños en el cementero. Esta al parecer siempre comenzaba de las diez en adelante, para media noche lanzar fuegos artificiales como culminación de la fiesta, observaba desde la terraza de mi casa las luces destellantes en el cielo; mis padres como mayores donantes presumían en la fiesta que yo no podía presenciar.
-Vaya que eres puntual.- índico un tono de voz conocido.
Hice un gesto buscando aquel sonido.
-Puntualidad.- repetí. Gire mi dorso y mis palabras quedaron silenciadas al ver el rostro de Ashley.
-Pareces sorprendido.- canturreo jugueteando con un mechón de cabello. Traía una chaqueta negra y una camiseta del mismo color, un pantalón ceñido a su perfecta silueta. Con tacones lo suficiente mente altos para llegar a mi nariz. Con su cabello en cascada resaltaba su mechón de color rojo. Parecía salida de una revista.
-Ya eres parte del pueblo.- señale todos los invitados de la fiesta, quienes vestían sumamente elegantes.
-Quizás, pero ellos no saben cómo divertirse.- puntualizo, luego alzo la mano. Y con una sonrisa en su rostro propuso, dar un paseo.
El cementerio es enorme, muchas de las personas bailaban en la primera etapa; la más baja. Donde aún no había muchas tumbas, para el resto se distribuían como querían.
-¿Me puedes enseñar donde están tus padres?- se encogía de hombros.
-Está bien.- respondí serio. Ella abrió los ojos como platos, quizás se sintió avergonzada; su mejillas se tornaron de un rojo carmesí. No comprendía lo de los sentimientos, estaba apenada y ellos ya estaban muertos.
Caminamos hasta la parte más alta, donde fueron sepultados, yo no poseía buenos recuerdos del día que ellos murieron, los únicos que me abrazaron su presencia me asqueaba.
-Allí están.- señale sus tumbas. Ambas juntas con rosas rojas y blancas. Deduje que Charlie pagaba para que siempre se mantuviera arreglado.
-Señor, y señora Montero. Me llamo Ashley.- se presentó ante las lapidas, lo cual no fue extraño para mi.- y soy la mejor maldita cosa que le ha sucedido a Joseph.
Hice un gesto.
-Eso es lo que crees.- sonreí.
-Ellos quieren que seas feliz.- expuso, tratando de interpretar su último deseo.
-¿Qué quieres de mi Ashley?- apreté los dientes de furia.
La razón por la que mi forma de ser se tornaba de esta manera, era por su crianza. Ellos nunca quisieron que fuera feliz, o miserable. No podía sentir nada porque siempre tomaron el camino fácil. Era más fácil mantener un muro en mis emociones que buscar otra forma que quitar la asquerosa maldición.
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Almas oscuras: La sonrisa del ocaso
Teen FictionLas decisiones que ambos tomaron, los llevaron por un camino turbio y retorcido. Pero sus acciones no habían marcado su oscuro presente... Era su pasado el que los forjaba. Envueltos en irá y llenos de pasión; surgían sus indomables deseos... Ahora...