Hogar

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I

***

(P.D.V Joseph)

Me levanto del césped, y escucho a la distancia las sirenas, arrastro mis pies hasta lo que queda del pórtico, el dolor en mi cabeza me tiene algo mareado; me recuesto entre unos escombros y escucho las voces de los bomberos adentrarse al patio frontal, no recuerdo como logre salir de la casa, pero con el dolor establecido; no quería esforzar mi cerebro a pensar en lo sucedido.

-¿Estas bien?- anuncia un sujeto vestido de color café, y con casco negro.

Muevo mi cabeza mecánicamente, y pronunció que no; con voz de hilo.

Me sujeta entre sus brazos y me lleva hasta la ambulancia, comienza a revisar me un para médico, y el bombero permanece a mi lado, quizás él es nuevo, porque me custodiaban como una persona normal, no podía decir lo mismo del otro sujeto vestido de blanco, el cual sus ojos abiertos como plantos; gritaba mi apellido por encima de mis hombros.

-Estarás bien.- expone el bombero sujetándome de los hombros.

El resto de su cuadrilla, disipó el fuego, en cuestión de segundos. Buscaban sobrevivientes donde yo sabía que no los había, sobre todo porque ellos recibieron la llamada, media hora después que la explosión consumió la casa.

Hice gestos de dolor, al momento que el paramédico curo mis heridas nuevas, mientras las antiguas estaban sanando, me aferre a la venda marrón de mi mano.

Propuso que no tenía heridas graves, solo la contusión en mi cabeza. me coloco una mascarilla para sacar el humo de mis pulmones, y frunció el ceño, al ver que estaba limpio.

Aquello no me extraño, benjamín se ocupó de mí, recuerdo su rostro como la primera imagen que vio mis ojos, después de verificar mi estado de salud, él y la joven de cabellos de color cobre regresaron al campo de batalla.

-Como saliste de la mansión?- musita serio.

Un dolor se incorpora en mi brazo izquierdo y siento como el pasa un algodón con alcohol, su olor impregnó mis aletas olfativas.

-No contestes sus preguntas.- responde el bombero; y lo fulmina con la mirada.- Que te sucede, lo importante que él está bien.- le dice al paramédico, lo suficientemente alto para poder escucharlo.

-Muchas gracias.- mascullo, y el bombero me sonríe. Quizás aún había personas que la maldición Montero no había llegado.

-De nada, lo importante es que estas bien.- anuncia y regresa al verificar los daños.

Me levanto lentamente, el paramédico me coloca una sábana color azul, y cubre todo mi cuerpo. Arrastro mis pies hasta los escombros de la casona, la explosión hizo que sus cimientos se debilitaran, dejando caer gran parte del segundo piso hasta el suelo.

Las brasas aún vivas danzaban en el aire, los bomberos habían acabado con el fuego, pero en el interior de la casa, aun se sentía como el vapor consumía lentamente los escombros, no estaba seguro de como ocurrió la explosión, aquel quizás fue el plan del equipo de Ashley, pero lo que ellos hicieron realmente funciono, habían derrumbado el impero de Charlie.

Me adentro cada vez más a los escombros, y veo como los cristales de la ventana de la sala; están manchados de sangre, los que no murieron por fuego, la casa los aplasto.

El bombero, se acercó hasta donde estaba, y me sujeto nuevamente de los hombros; no sabía que cara tenia, quizás la desolación se retrató en mi rostro, quizás mi mirada estaba vacía; no podía articular palabra alguna, no estaba seguro de cómo me sentía, pero sin importar las palabras que pronunciara, este parecía entender el dolor que no expresaba.

Almas oscuras: La sonrisa del ocasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora