Apariencias

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I

***

(P.D.V Joseph)

Quería concentrarme en entender ese sentimiento llamado dolor que reflejaba sus ojos, pero como todo en mi vida siempre fue un hueco vacío, no lograba concebir el porqué de sus lágrimas.

Tomé el pañuelo que tenía en mis bolsillos traseros, y se lo coloque entre las manos, mi falta de sentimientos no se interponía en mi estricta educación.

-Buenas tardes.- grazno limpiado sus mejillas enrojecidas.

Hice un gesto, y busque el punto de su educación.

-¿Quién era ella?- gritó mi fuero interno, sin producir sonido alguno.

Sus ojos cafés invadían los míos, trate de buscar alguna emoción en su rostro; pero su mirada me sumergía haciéndome caer en aguas turbulentas, sin poder respirar; algo en su interior atrapaba mi atención, como si emitiera un fuego interno que me consumía, mordió su labio inferior, y se quedó observándome detenidamente, ella no me miraba como el resto de las personas del pueblo; su mirada era fría, y apasionada a la vez...

Trague una bocona de aire, y la custodie mejor.

No podía articular palabra alguna, su vestimenta mostraba parte de su personalidad, pero a pesar de que ella era caucásica; no enrojeció en ningún segundo como lo hacía Samantha, necesita algo para verla vulnerable, o sentir que tenía cierto control sobre ella (Como lo sentía que lo tenía, sobre cada persona que me rodeaba).

Trataba de robar su aliento para conocer su aroma, el viento jugueteaba con su cabello oscuro que le tapaba los hombros, mostrando una porción que tenía un tono diferente, estos bailaban con la brisa del aire; logré contener su olor en mi nariz, y así conocer su aroma.

<<Olía a Jazmín>>

Nunca había examinado con detenimiento a una persona e incluso no me importaba conocer a nadie, no solo porque sabía cuál es la reacción de cada persona del pueblo, sino que ellos mostraban sus pensamientos reflejados en sus ojos.

Me di cuenta en ese momento que estaba atrapado en sus perfectos labios. Los observe demasiado, cada línea de su rostro, cada detalle minuciosamente agradable a la vista de cualquier persona.

¿Por qué me parecía tan interesante? mis facciones querían curvarse,  y sonreírle.

-Te veré mañana.- sollozó samantha. Lo cual me regreso a los acontecimientos sucedidos. Mi rostro se endurecía de nuevo, y mis facciones regresaron a ser de mármol fino. La última vez que había sonreído el padre de aquella pagó las consecuencias. Había comprobado que la teoría seguía siendo cierta.

Ambas aguardaron mi respuesta, pero tenían algo atorado en mi garganta, lo cual me quitaba el habla; ya que me costaba producir palabra alguna.

-Está bien... Te veré... Mañana...- suspire.

Avance monótonamente de regreso a la casa de mi tía, ella avanzo por el lado contrario, cada paso que daba; lo observaba por en rabillo del ojo.

Mientras Samantha se alejaba; yo había saciado mi teoría.

Pero ahora una nueva imagen se incorporó en mi cerebro... El rostro de aquella desconocida.

De regreso a casa, no me encontré con sirenas, ni ambulancias, por lo que deduje que el padre de samantha había muerto en un misterioso accidente. -¡Como todos.- resoné el dictamen de la policía; para los medios de comunicación del pueblo.

Crucé por el arco de la puerta principal, no necesitaba anunciar mi llegada, de todas maneras la servidumbre solo aparecía cuando las necesitaba, de otra forma no podían cruzarse conmigo.

Almas oscuras: La sonrisa del ocasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora