Opción

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I

***

(P.D.V Joseph)

-¿Quehacemos aquí?- musito Ashley, su rostro nuevamente hermoso me observo con algo de intriga.

La luz del ocaso quemaba las nubes del cielo, justo como la primera vez que estuve aquí con ella...

-Es un increíble atardecer.- sonreí.

Era la primera vez que realmente sentía que sonreía con libertad, toda mi vida añore este momento, tener una razón por la cual no me importaran las consecuencias, la cual compartiera mi dicha.

Y en mi retorcida vida nunca existió esa razón, hasta el momento de observarla, ella cambio la realidad en que vivía, si es que lo que hacía se podía llamar vivir.

-Tenemos que huir...- propuso. La observe con algo de incredulidad, ¿Por qué tendríamos que escapar? ¿Acaso este no es mi hogar? Aunque nadie en el pueblo apreciaba mi presencia, yo había nacido aquí. Era lo único que conocía, tiempo antes de conocerla era en lo único que pensaba... Largarme de este pueblo, pero ahora me sentía cómodo aquí. Si me iba perdería lo que sentía cada vez que la miraba. ¿Cómo podía irme? ¿A dónde me iría? Y la única familia que me quedaba era Charlie.

Las nubes comenzaron a tapar la gran bola de fuego, oscureciendo el interminable cielo. En otras ocasiones el ocaso se tardaba más, lo disfrutaba más, o eso pensaba.

-Joseph, tenemos que escapar antes que nos maten.- aúllo, me sujeto las manos y me mostro lo dañadas que estas estaban.

-¿Cómo me hice esto?- dude.

No recordaba el haberme lastimado, cada nudillo estaba herido, y en mis palmas las marcas de leves cortaduras manchaban cada terminación con sangre lo suficientemente espesa como para ser imposible de limpiarse.

Traía puestos unos vaqueros negros machados por la sangre y restos de cenizas.

Trate de limpiar el exceso de suciedad; pero tanto como el pantalón la chamarra se encontraba llena de la misma sustancia rojiza,las cosas estaban mal a este punto parecía haberme caído en algún lugar de un acantilado.

Quise sentir dolor de cualquier clase, pero mi cuerpo parecía adormecido; sin lograr despertar ningún nervio de mi desgastado cuerpo.

-Tenemos que escapar.- repito Ashley de nuevo, sus ojos llenos de lágrimas miraban los míos.

-Ashley ¿Qué me paso?- sonsaque alarmado.

Ella paso su mano por mi cuero cabelludo, y justo cuando las yemas de sus dedos rozaron mi frente un dolor agudo se hizo presente.

Acercó su mano y la coloco entre las mías, la cual estaba con sangre, seguí con mi mano hasta el puntodónde provenía el dolor y observe las yemas de mis dedos con la misma porción de sangre que mostro Ashley... ¿Estaba muriendo? No era normal que alguien sangrara de esta manera, pero porque no sentía el cansancio, o el agotamiento de los músculos adoloridos. He incluso esa falta de aire por estar decayendo lentamente.

El único dolor intangible era el de mi frente, el resto de mi cuerpo estaba bien, podía sentirlo así.

-Joseph...

-Ashley, realmente no sé qué es lo que sucede...- tomé una pausa para darme valor.- pero tengo que decirte algo.

Coloco sus manos en mi quijada y me observo con dulzura, en este punto lo único que quería era besarla, o incluso decirle lo que ahora sentía...

Los interminables rayos de luz que aún quedaban reflejaron partes de su rostro que aún no reconocía, como sus finos labios y lo hermosos que se miraban cuando ella sonreía, el brillo de sus ojos y su cabello que ahora cubría sus hombros, Ashley era la persona más bella que había conocido en mi vida.

Almas oscuras: La sonrisa del ocasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora