"16.23.35"

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La cajita de música emitía aquellas notas ya conocidas con el carrusel girando y girando, mis ojos se iba cerrando lentamente, me sentía flotando,alejándome cada vez más de la pequeña música.

Volví a despertar o eso creí,estaba caminando en la oscuridad sin ver ni saber a donde me dirigia pero no podia parar, algo me atraia, me incitaba a seguir adelante y yo asi lo hice. Algo extraño se instaló en mi cuerpo (VOY A CAER!) la sensación de vértigo se intensificó para luego desaparecer por completo, no tenía nada bajo los pies, era como si estuviera cayendo en agujero sin fin...

En un abrir y cerrar de ojos me encuentro frente a una puertas, una tenue luz llega desde algún lugar dejándome ver solo aquellas puertas viejas. Parada a una distancia no tan lejana trato de avanzar pero mi cuerpo no responde. Escucho murmullos venir de ese lugar, se hacían mas fuertes hasta convertirse en gritos y arañazos. Quería apartar la mirada, quería despertar (NO, NO PUEDES!) pero no podía, porque ya lo sabía eso no era del todo un sueño. Los sonidos cesaron de golpe volviendo todo al silencio. En la parte superior de esas maderas blancas agrietadas empezaba a dibujarse algo, todo de un color rojo que se escurría manchando con gotas que llegaban hasta el final, como si fuera pintura o...(SANGRE) el olor a sangre me llegó de golpe causandome un placer escalofriante. Los números de un rojo vivo parecían iluminarse, resplandecer por sí solas "16" "23" "35".

Las perillas comenzaron a moverse... primero a la izquierda luego a la derecha para terminar moviéndose con frenesí y cesar por completo; el rechinar de las puertas me asusto (ALGO SE ASOMA!) pero no podía moverme, quería gritar sin embargo mis labios seguían en la misma posición, no tenían intención alguna a responder a mis pensamientos. Las puertas se abrían lentamente, manos se deslizaban por los bordes, el olor a sangre fue reemplazada por un hedor insoportable, un líquido cremoso brotaba de las manos podridas para caer pesadamente. Mis piernas empezaban a moverse , paso a paso iba quedando cada vez más cerca, las manos se movían desesperadas de un lugar a otro logrando atrapar mi cuerpo cuando un golpe fuerte me despertó. Mi corazón golpeaba mi pecho, podía oír fuertemente mis latidos, mi cabello se encontraba pegado a mi rostro mojado por el sudor. El momento se aproximaba.

Aquellos numero 16,23,35 los conocía, claro que los conocía perfectamente!, había recorrido esos pasillos incontable veces, no porque le era necesario simplemente asi lo sentia y se dejaba llevar. Iba todas las tardes y noches a los pasillos con puertas a los costados, pasando desapercibida, mirando aquella alfombra roja con manchas de toda clase, como desde un helado derramado seguramente hecho por el niño del departamento 27, hasta el vómito del borracho del 20, quedan tanto tiempo sin limpiar que las marcas ya no desaparecen.

Empezaba por recorrer el primer pasillo y detenerse en el 16, la vieja que vive con los gatos que recoge de la calle tengan dueño o no y que a pesar de las quejas sigue negando que los tiene. Continua caminando hasta llegar a las escaleras, subir y subir al siguiente piso y detenerse en la puerta 23, aquella mujer de cuarenta y tantos años que entra y sale con distintos hombres aunque iguales a la vez: todos alcohólicos y violentos, seguir el trayecto hasta las escaleras, de nuevo los mismos pasos hasta detenerse finalmente en el número 35, es el viejo gordo que nunca sale del lugar y si lo hace discute con el primero que se encuentre quejándose de esto y aquello, un total cascarrabias. Los conocía, sí, interminables días recorriendo aquellos pasillos, viéndolos, escuchando, viviendo en aquel lugar.

Gritos... golpes... sangre... cuerpos podridos... "16.23.35" Todo indicaba que algo volvería a pasar. Ella no los odiaba pero no podía hacer nada al respecto, no alcanzaba a controlar su cuerpo completamente (CLARO QUE PUEDES)

Ella no podía hacer nada no era su culpa (SIEMPRE LO ES).

16.23.35 esas eran las siguientes personas a las que debía matar.

Nada de lo que sucedería era culpa suya, ella no quería esto(CLARO QUE LO QUIERES, MUY EN EL FONDO LO DESEAS)

Ella solo se deja llevar por algo que no puede controlar.

Una parte de mi- Minicuentos-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora