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Narra Luz

Gruñí suavemente cuando el sol me dio directamente en los ojos. Traté de ignorarla pero era bastante molesta, seguramente estaba comenzando a amanecer. Intenté girarme para evitar la luz y seguir durmiendo pero un peso sobre mi pecho no me dejó hacerlo.

Abrí los ojos unos segundos después y sonreí ampliamente al ver esa imagen. Amity dormía tranquilamente sobre mi pecho. Tenía el pelo repartido por su lado de la almohada y la boca entreabierta. Se abrazaba a mí con fuerza cosa que me sacó un sonrisa.

La tapé mejor con la sabana para que no pasara frío, el invierno se acercaba y las temperaturas ya comenzaban a bajar. Se revolvió un poco en mis brazos por lo que la apreté más contra mí. Escondió su cara en mi cuello todavía dormida. Sonreí tontamente al poder disfrutar de esos momentos con ella.

Pasé mis dedos por su espalda desnuda distraídamente pero rápidamente noté sus cicatrices. La noche pasada había notado como había intentado ocultármelas cuando le quité el camisón. Había intentado demostrarle que me daban igual y que me seguía pareciendo la más bonita del mundo a pesar de tenerlas. Que incluso me parecía más preciosa con ellas porque demostraban lo fuerte que era. Pero sabía que ella tenía un gran complejo con sus cicatrices.

-Si tan solo te vieras con lo ojos que yo te veo te darías cuenta de lo preciosa que eres.- Susurré presionando mis labios contra su frente.

Seguí acariciando su espalda, repasando con mis dedos cada una de las distintas cicatrices. El sol comenzó a entrar con algo más de fuerza en la habitación acariciando su piel. Era la persona más bonita que había visto en mi vida. Sin embargo, pareció molestarle un poco la luz ya que la oí hacer sonidos que no pude llegar a entender.

-Buenos días cariño.- Le susurré con una sonrisa esperando que me contestara.

Amity solo soltó un gruñido y se escondió más en cuello. Sonreí ante esa acción. La llamé un par de veces más pero ella seguía escondida en mi cuello. Comencé a hacerle cosquillas y no tardó en revolverse entre risas. Amaba verla así de feliz. Sin preocupaciones, simplemente sonriendo entre mis brazos.

-¡Luz, para!- Rió con fuerza haciendo que yo también soltara una carcajada.- Déjame dormir un poco más.

Se dio la vuelta dándome la espalda para volver a acurrucarse entre las sábanas. Sonreí deslizándome por el colchón hasta colocarme tras ella. La abracé por la cintura y apoyé mi cabeza en su hombro. Amy suspiró medio riendo y se acomodó en mis brazos.

-¿Me vas a dejar tranquila?- Preguntó acariciando suavemente uno de mis brazos.

-No.- Sonreí besando su hombro desnudo.

-Me lo suponía.- Se rió suavemente cogiendo una de mis manos y entrelazando nuestros dedos.- El amanecer aquí es precioso.- Susurró mirando por la ventana que había frente a la cama.

-Sí que lo es.- Dije con una sonrisa mirándola a ella y como el sol dibujaba formas aleatorias en su piel.

-La ciudad es muy bonita.- Comentó acariciando el dorso de mi mano.- Me gustaría ir a verla.

-Puedes ir donde quieras Amy, tienes libertad para ello.- Le dije blando su cuello.

-Pero...- Dijo girando un poco la cabeza para verme.

-No te voy a encerrar Amity.- Le aseguré acariciando su cintura.- Puedes ir donde te plazca. Aquí eres libre.

-Gracias Luz, por todo.- Vi como sonreía volviendo a acomodar su cabeza en dirección a la ventana.

-Por ti, lo que sea mi amor.- Le dije y casi pude verla rodar los ojos.- Como tu novia que soy, me voy encargar de enseñarte la ciudad ya que no pude con palacio.

Dos MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora