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Narra Amity

Me revolví entre las sábanas cuando un ruido interrumpió mi sueño. Abrí los ojos algo asustada pero gruñí cuando me di cuenta de que solo había sido un libro que se había caído. Bostecé cansada dejándome caer otra vez en la cama dispuesta a volverme a dormir. Di un par de vueltas en la cama y suspiré cansada al ver que no me podía dormir.

Giré una vez más cuerpo para quedar mirando a Luz que dormía tranquilamente. Sonreí por lo tierna que se veía mientras dormía. Apretó un poco más su abrazo en mi cintura y escondió su cara en la almohada. Reí suavemente muriéndome de ternura mientras pasaba mis dedos por su pelo con cuidado de no despertarla.

-Te amo tanto.- Murmuré besando su cabeza un par de veces.

Me senté en la cama deshaciendo con cuidado en abrazo de Luz. Ella solo gruño y se abrazó a la almohada. Sonreí levantándome de la cama recorriéndome un escalofrío. Recogí del suelo la camisa de Luz que llevaba anoche y me la puse junto a mi ropa interior. Besé el hombro desnudo de mi novia antes de salir del camarote.

Caminé hasta la cocina del barco y saludé a King que dormía allí. Era muy temprano, a penas estaba amaneciendo. Me hice un café, guardándole el sobrante a Luz. Cogí una de las mantas que había por el barco y salí a la cubierta. Me envolví en la manta sentándome para mirar como amanecía con King a mi lado. Como todavía estaba amaneciendo, hacía un poco de frío.

Tomé un sorbo del café caliente y suspiré acariciando a King. Mi vida había dado un giro en los últimos meses poniéndola del revés. Si me hubieran dicho hace un año que me escaparía de casa y no me lo hubiera creído. Luz había cambiado mi vida a mejor y no me arrepentía de nada. Mi familia estaba bien y yo había conseguido un lugar donde estaba cómoda. Había hecho amigos y tenía la mejor novia del mundo.

Sin embargo, no estaba tranquila. No cabía duda que Brad tramaba algo. Belos nos iba a atacar tarde o temprano y teníamos que estar preparados. Pero... ¿cómo derrotas a un ejercito sin saber nada de ellos? Nadie sabía como eran las fuerzas de Belos, solo los habíamos visto algunas veces. Y si tenían demonios de su parte, las cosas se pondrían peor. Teníamos que averiguar como derrotarlos y la clave estaba en ese estúpido mensaje. Llevaba meses trabajando en él y no había sacado nada en claro. Estaba pensado en decirle a Luz que me llevara a ver la escritura original.

-Anda que me avisas.- Oí la voz de Luz a mi lado haciendo que levantara la cabeza para mirarla.

-Perdón pero es que estabas dormida y me sabía mal levantarte.- Dije levantando un poco la manta para que sentara a mi lado.

Ella se sentó a mi lado tapándonos a las dos con la mata. Llevaba en sus manos una taza de café. Dio un sorbo a la taza antes de dejarla a un lado. Rodeó mis hombros con su brazo. Me recosté en su hombro besando su mejilla.

-Me he despertado porque me ha venido el olor a café.- Explicó jugando con mi pelo.- Cuando no te vi, supe que estabas aquí. El amanecer desde el braco es precioso. Además, siempre te levantas más temprano que yo.

-Soy de mañanas.- Reí suavemente.- Y sí, el amanecer aquí es muy bonito.- Giré un poco la cabeza y acaricié su mejilla.- Buenos días Luz.- Murmuré besando sus labios.

-Buenos días Amy.- Sonrió sobre mis labios dejando un pico.

Nos dimos unos cuantos besos más antes de quedarnos en silencio. Si algo había que me gustaba de nuestra relación era que entre nosotras nunca había silencios incómodos. Podíamos estar calladas y nunca sería incómodo. Me gustaban muchos esos momentos con ella.

-Te están creciendo las raíces ya.- Comentó Luz pasando sus dedos por mi pelo.

-Ya, hace mucho que no me echo el tinte.- Dije viendo como el pelo ya me había crecido bastante.- Estoy pensado en volver a mi color natural y empezar a dejármelo largo ¿te parece buena idea?

Dos MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora