En un mundo en donde los poderes destacan, habrá una persona capaz de alterar la realidad de todos, literalmente.
Nunca combines la tensión mental y emocional, todo puede salir mal.
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Todos los personajes le pertenecen Kōhei Horikoshi, el...
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El policía conocido como Naomasa Tsukauchi miraba con atención a la joven pelinegra que estaba sentada delante de ella, acompañada por el otro joven que también había sido secuestrado por la Liga de los Villanos. Ambos habían sido traídos por sus amigos, quienes habían ayudado en su rescate, el único que había podido, por así decirlo, colaborar en sus declaraciones, había sido Bakugo, quien le había explicado con algo de molestia a los policías. Por otro lado, Atsuko se había quedado callada durante varias horas, por más que ellos preguntaban, ella no soltó alguna palabra, ni siquiera un pequeño suspiro. Podían notar que había llorado por sus ojos inflamados y rojos, más no tenía intención de soltar alguna lágrima más.
—¿Dónde está mi hija? — La voz de Sir Nighteye se escuchó por toda la comisaría.
Algunos policías dejaron lo que estaban haciendo para ver al ex compañero de All Might parado en medio del lugar mientras que con la mirada buscaba a la pelinegra de ojos verdes. Los más sorprendidos eran Naomasa y Bakugo, este último sin creer que alguien que había sido cercano a su ídolo estuviera a poca distancia de él. No obstante, lo que les dejaron aún más anonadados fue que Atsuko se levantase de forma lenta y fuera caminando con tranquilidad hacia el héroe profesional, al llegar hacia él, no dudó en abrazarlo con fuerza, a la vez que soltaba muchas lágrimas en un total silencio.
Mirai Sasaki sintió su pecho estrujarse ante tal panorama, pocas veces había visto llorar a la pelinegra, y de todas fue el único que se permitió consolarla, más nunca lo prepararon para afrontar dicha crisis.
—¿Tienes alguna herida? ¿Te han hecho daño? — preguntó agachándose a su altura al ser casi treinta centímetros más alto que ella. Atsuko negó levemente la cabeza, sin emitir alguna palabra. — Nos iremos a casa de inmediato.
—Señor Sasaki, buenas tardes. —saludó el policía Tsukauchi al héroe, quien se irguió en su lugar e hizo una reverencia.
—Muchas gracias por recuperar a mi hija, y por haberme llamado. — esta vez el policía se inclinó.
—Lo sentimos por todos los inconvenientes que tuvo que haber pasado. — Atsuko seguía aferrada al brazo de su padre, parecía que no tenía intenciones de alejarse de él. — Señor Sasaki, solo necesitamos que firme unos documentos para que pueda llevarse a su hija.
El oficial hizo una señal a uno de sus compañeros y trajo unos papeles, declarando que el tutor responsable se llevaba a su hija. Rápidamente leyó los documentos y procedió a firmarlos asegurando que se llevaba a su hija. Bakugo desde la oficina del oficial de policía, podía ver el rostro de Atsuko, la cual mostraba una expresión de aflicción mientras las lágrimas aún caían por sus mejillas. No entendía el por qué lloraba, el secuestro no era lo que había afectado pues al escuchar a Shigaraki y a los demás la había tomado con tranquilidad, pero todo cambió al momento de ver al gran líder de la Liga de Villano y el cómo se había dirigido hacia ella.
Afuera de la estación de policías esperaba la prensa, quienes habían sido informados que los dos alumnos de la U.A. habían sido rescatados, querían información y no se irían con facilidad.
