Capítulo 1

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ALEX

- Alex despierta. Son ya casi las 8, vamos a llegar tarde - dice mi hermana.

- ¿Qué quieres, pesada? Es domingo, joder - protesto.

- No, es lunes y encima tenemos examen de lengua dentro de media hora, ¿recuerdas?

- QUÉ.

- Lo que oyes, así que vístete, y desayuna. Venga, rápido.

- CRIS, TÍA. PODÍAS HABERME LEVANTADO ANTES.

- Vamos a ver, ya he venido dos veces, pero como ayer te acostaste tarde, tenías tanto sueño que has pasado de mí - dice con tranquilidad.

Joder. Encima examen de lengua, lo peor que se me podía dar.

Me levanto de la cama y me dispongo a hacer lo que me ha dicho mi hermana. Con desgana cojo lo primero que pillo del armario: unos vaqueros azules, una camiseta blanca y mi sudadera preferida, la negra. Luego me pongo las vans negras y salgo disparada al baño.

Me miro al espejo y veo a la misma yo de siempre, pero con una mierda de pelo; decido arreglármelo como puedo lo más rápido posible y bajo a desayunar.

Una vez en la cocina me encuentro con mi padre, tan solitario como siempre. Me mira y me dedica una sonrisa forzada. Desde la muerte de mamá ya no es como antes.

Cojo un tetrabrick de leche y me hago un colacao. Mientras se calienta en el microondas, aprovecho y me hago de mientras la tostada. Cuando ambos terminan de calentarse, me sitúo al lado de mi padre, y devoro mi desayuno lo más rápido que puedo.

De repente, suena un mensaje proveniente del móvil de mi padre, ya empezamos. Éste también se da cuenta y se levanta corriendo hacia él. Cómo no, la sonrisa de mi padre lo dice todo. El mensaje es de la zorra de Claudia.

Desde que murió mi madre, hace un año, mi padre se ha dedicado a ir a pubs nocturnos con sus compañeros del trabajo para ahogar las penas en el alcohol.

Una de esas noches, conoció a la susadicha; una mujer alta y delgada, de unos treinta y pocos años. La verdad es que no es fea, pero encaja a la perfección con el prototipo de guarra pelirroja. Desde entonces, mi padre y ella han estado saliendo durante un par de meses, y están tan acaramelados que es difícil reconocer a mi padre.

Cristina y yo le hemos advertido repetidas veces del ritmo de su relación, debería tomárselo con más calma. Sin embargo, también debe ser difícil, puesto que ella no para de enviarle mensajitos y de tenerlo a sus pies cada vez más.

Mi teoría es que sólo le quiere por dinero, ya que es un empresario muy importante y conocido. Empezó hace varios años como dependiente en una tienda de móviles, y con el tiempo, su amor por la tecnología creció tanto que le llevó a crear su propia compañía de móviles: Myphone.

Abandono mis pensamientos y de repente recuerdo que en un cuarto de hora tengo examen de lengua, lo que quiere decir que cuando me den la nota, surgirá otra discusión con mi padre. Me levanto de la silla y observo a Cris correr a toda prisa, completamente preparada y nerviosa, con todos sus apuntes en la mano.

Ésta le da un beso a mi padre y se despide de él, cosa que yo dejé de hacer hace tiempo puesto que es como darle un beso a la pared. Está tan embelesado con el móvil que ni siquiera es consciente del ruido de la puerta al cerrarla.

Nos dirigimos hacia la parada del autobús, que por suerte está cerca de nuestra casa. Nos montamos en él. Yo me dispongo a sentarme en los últimos asientos mientras que mi hermana prefiere quedarse más adelante para repasar. A diferencia de Cris, ya lo doy todo por perdido, así que saco mi móvil y me doy un último repaso con la cámara frontal.

UnexpectedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora