Capítulo 7

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ALEX

Llegamos al aeropuerto y ya eran las 7 de la mañana. Tenemos media hora para comprar mi billete y facturar mi maleta. Joder, no nos va a dar tiempo.

Entramos corriendo como si se nos fuera la vida en ello, aunque en cierto modo es así, y vamos directas al mostrador para comprar el billete.

- Menos mal, no hay mucha gente - pensé.

En cuanto se liquidó la cola, Uve me compró el billete a North Carolina sin problema, puesto que ella es mayor de edad, y nos dirigimos a facturar mi maleta.

He aquí el gran problema. Una cola kilométrica abordaba el mostrador de facturación, y sólo quedaban 15 minutos para que el avión partiera.

Los nervios empezaron a inundar mi cuerpo. Había cantado victoria antes de tiempo. ¿Qué iba a hacer si me quedaba en tierra? No, no, no, no puede ser.

Pude sentir cómo Uve se percató de mi agobio. De repente noto cómo me agarra del brazo y me dice al oído:

- Tengo un plan. En cuanto la cola esté desprevenida acércate al mostrador y factura tu maleta. Date prisa.

Me quedé un tanto confundida, pues no sabía qué plan se le había ocurrido, pero con tal de no quedarme en tierra, cumpliría hasta la peor de las órdenes.

Observo cómo Uve se aleja de mí y se sitúa en el centro del aeropuerto para llamar la atención de la gente.

- SEÑORAS Y SEÑORES, SÉ QUE NO ME CONOCEN, NI YO A USTEDES TAMPOCO PERO HOY ME HE LEVANTADO CON BUEN PIE Y QUERÍA DESEARLES UN BUEN VUELO DEDICÁNDOLES UNA CANCIÓN. ESPERO QUE LA DISFRUTÉIS.

Tras dichas palabras, Uve saca su móvil, lo conecta a unos mini-altavoces que saca de su mochila y empieza a cantar una canción de rock, la cual no reconocí, a todo pulmón.

Sinceramente me sorprendió lo poco vergonzosa que era, y lo que era capaz de hacer por alguien que acababa de conocer hace una hora, pero le agradecí mucho el gesto. Cada minuto que pasa estoy más convencida de que llegaremos a ser buenas amigas.

Rápidamente recuerdo el plan y corro hacia el mostrador, viendo cómo la gente de la cola se asombraba al escucharla, e incluso algunos la grababan con el móvil. La verdad es que canta genial.

Finalmente lo conseguí, y en cuanto Uve vio que ya había facturado la maleta, terminó su concierto despidiéndose de todos; gesto que le devolvieron envolviéndola en una marea de aplausos.

- Tenemos 5 minutos para subir al avión, ¡¡CORRE!! - me indica Uve aún con la garganta seca.

Nos apresuramos todo lo que pudimos y la felicidad invadió nuestro semblante cuando pudimos divisar el final de la cola aún entregando sus respectivos billetes a la azafata. Justo a tiempo.

Le entregamos nuestros billetes, y subimos al avión. Una vez dentro buscamos nuestros asientos, los cuales estaban muy lejos entre sí ya que habíamos comprado los billetes por separado. Así que le cambié mi asiento a la anciana que estaba sentada al lado de Uve, quien fue muy amable por cedérmelo.

Varios minutos más tarde, el avión cerró sus puertas y comenzó a moverse por la pista. No me podía creer que al fin pusiéramos rumbo a EEUU.

Una vez iniciado el vuelo decidí relajarme. Recordé la reciente actuación de Uve en el aeropuerto y lo bien que lo hizo.

- Así que cantas... - le dije.

- ¿Huh? - responde confusa.

- Tu actuación en el aeropuerto. Ha estado muy bien.

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