Capítulo 6

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CRIS

Estoy enfurecida, rabiosa. Me siento tan patosa y torpe en este momento que mi mente se nubla con auto-insultos.

Para una vez que encuentro a alguien simpático con quien no sentirme un bicho raro ni despreciada, para una sola vez que me pasa esto a mí... tiene que tocarme la mala suerte.

La rabia se apodera de mi cuerpo y mente y, sin quererlo, mi impaciencia aumenta por momentos. Me encuentro nerviosa, y parezco una drogadicta que necesita su ración diaria de éxtasis al buscar el cargador con efusiva energía.

De los nervios, acabo tropezándome y caigo en el suelo.

- Ay, joder me hecho daño - pienso. Mas al levantarme del suelo, veo que no ha sido en vano, me había tropezado con el cargador.

Lo conecto automáticamente lo más rápido posible al portátil.

"Mierda, joder, venga, venga" es lo único capaz de salir de mi subconsciente.

Aún teniendo la cabeza caliente del reciente enfado y del golpe que me he ocasionado por ansiosa, todavía tengo algo de esperanza. Pobre ilusa de mí.

Al encender el ordenador ahora, supongo que, como de costumbre tras apagarse, al iniciarlo de nuevo volverá a la página en la que estaba antes, y por tanto, podré volver a conversar con Daniel.

Las ganas e ilusiones que siento de nuevo no son normales.

Estoy ansiosa por hablar de nuevo con él, es una especie de necesidad; necesito estar más en contacto. Me atrajo mucho, había sido sincero conmigo y me sentí una persona interesante por primera vez; y por eso necesito al menos algo con lo que poder mantenerme en contacto: un correo, una dirección... algo.

Tras unos segundos, el ordenador parece volver a funcionar, dejando la gama de tonos grises y apareciendo todo en color de nuevo.

Todo salvo Daniel.

La página ya está cargada, pero ya es tarde. Ahora no estoy en aquella conversación en la que deseaba estar, sino hablando con otra persona de otro lugar y con propósitos totalmente pervertidos, y diferentes a él.

Tras varios minutos de aceptación y de profundos suspiros, lo asimilo; la posibilidad de que pudiera volver a encontrármelo era una entre un millón, así que decido olvidarme de esa hora y media de conversación y fantasía con aquel desconocido que me cautivó y dormirme.


A la mañana siguiente

Estoy tumbada en mi cama, ya despierta y con la mirada fija en el techo.

Mientras suena la música de fondo sigo con la mirada pérdida, hasta que giro la cabeza observando la gran luz que entra por la ventana. Hace una mañana preciosa, y con un sol tan brillante que a cualquiera le dan ganas de saltar.

A cualquiera menos a mí.

Estoy cansada, y mosqueada todavía conmigo misma.

Me encuentro unos minutos más mirando hacia arriba, sin realmente pensar en nada, solamente con pocos ánimos y con la mente en blanco.

Tras unos segundos, me giro sobre mí misma, y finalmente me levanto de la cama. Me dirijo al cuarto de baño, el cual está entre mi cuarto y el de Alex, y tras llamar y comprobar que no está ocupado, me adentro con un paso zombie y me dispongo en el váter.

Uf, necesitaba hacer pipí, ya tenía hasta la barriga hinchada.

Acto seguido, me lavo la cara, y una vez terminada la tarea, alzo la vista topándome con mi reflejo en el espejo y dándome cuenta, además de mi cara de cansancio, de que me faltan las gafas. Ya decía yo que me faltaba algo.

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