Durante una noche como cualquier otra, los dos tienen la suerte de encontrarse frente a frente.
Lo que parecía terminar en puñetazos y destrozos, terminó en una charla decente, cosa que ninguno se esperaba.
Además de una promesa que pensaban cumplir...
Bajo la luz de la luna, sin atreverse a mirarlo directamente, le contó todo.
Sobre su vida, los maltratos, las palabras hirientes, los castigos. Procuró ocultar las cosas más fuertes, como sus quemaduras o la cicatriz del clavo en su pie.
Mencionó el accidente del director, la causa de su muerte, lo que vio cuando perdió su habilidad por culpa de Fyodor, la relación amor-odio que tenía con el Tigre, y como poco a poco fue progresando pero siempre regresaba a ese pozo de dudas cuando el director se le aparecía.
Akutagawa no interrumpió ni una sola vez, a diferencia de sus compañeros de trabajo cuando les pedía consejos. Estaba siendo totalmente sincero con su peor enemigo e integrante del bando contrario.
En dado momento, dejo que las lágrimas cayeran ¿para qué ocultarlas? Había dejado su rivalidad para expresarse y contarle su situación, esperando una reacción neutral y sin insultos de por medio.
Se esperaba de todo, excepto que el mafioso también le contará de su vida.
Habló sobre su infancia en las calles con su hermana, como sobrevivió por un tiempo y luego llegó su "salvador". Si, entre comillas, pues sólo lo salvó de la oscuridad para sumergirlo en una peor.
Intento explicarle al albino su actual vida, como sobrellevaba sus traumas o preocupaciones, que él también tenía sentimientos y emociones pero decidió hace mucho dejar de mostrarlas ya que te hacían débil ante los ojos de los demás.
Nunca hablo directamente de los "entrenamientos" de Dazai, ya que sería una invitación a discutir y no quería arruinar el momento. En cambio, sólo le dio a entender que la Port Mafia no era un juego, si decides entrar ahí, no hay vuelta atrás.
- Supongo que no somos tan diferentes...- Dijo terminando su historia
- Si, eso creo también...
La serenidad de ambos era inigualable, no había peleas ni insultos, sus mentes casi en blanco sólo les hacían decir lo primero que les viniera a la mente.
- Jinko, ¿qué hubieras hecho si Dazai-san no te hubiera salvado?
- Supongo que hubiera muerto, ¿y tú?
- Me imagino que lo mismo...- Contestó suspirando relajado
La paz y tranquilidad de esa noche no se comparaba con ninguna otra. Había días buenos, días malos, pero no sabían como definir aquello.
Mafioso y agente en un parque de la ciudad, compartiendo memorias y acontecimientos. Ninguno sabía que decir con respecto al otro, las palabras sobraban en ese momento.
Una llamada por parte de Akutagawa los hizo poner los pies en la tierra.
- Dame un minuto...- Dijo para contestar
- Gin, ¿qué pasa?... ah, tranquila, estoy...- Volteó a ver al albino - Sólo estoy dando un paseo... de acuerdo, te veo en casa... avisame cuando llegues... si, adiós- Colgó
- ¿Un paseo?- Preguntó divertido
- No puedo decirle que estoy contigo idiota- Contestó fastidiado
- Por cierto, el director se fue hace unos momentos- Mencionó viendo a su alrededor, asegurándose de que ya no estuviera por la zona
- Eso es bueno, ¿quieres hacer algo más?- Preguntó sin saber que hacer
- Son casi las doce de la noche, ¿qué podemos hacer a estas horas?
- Vamos a los juegos- Dijo caminado hacia el área de niños
- ¿Ah?
Lo tomo del brazo y lo llevo a los columpios para sentarse en ellos. Atsushi lo vio dudoso, ¿qué estaba haciendo?
Suspiró cansado y le explicó su funcionamiento, terminando por empujarlo haciendo que cayera de este.
- Auch...- Se quejo desde el suelo
- Te dije que te sostuvieras Jinko
- No es tan fácil, nunca había hecho esto- Se quejó volteando a ver su sonrisa burlona
- Se nota, ven, otro intento- Dejo mientras lo ayudaba a levantarse
Poco a poco fue aprendiendo, se fue de cara unas cuatro veces más, pero la diversión de después valio la pena.
Se sentían como niños en guardería, ignorando las miradas de los extraños sin aparente sueño que pasaban por afuera. Se quedaron un buen rato, disfrutando de todos los juegos.
Un par de horas después, se acostaron en una colina llena de pasto y pequeñas flores. Contemplaron el cielo, ignorando la luna debido a la habilidad de Atsushi, pero apreciando las estrellas.
- Jinko, te prometo algo...
¿Una promesa? ¿¡Otra!? Sabía que Akutagawa era "hombre de palabra" pero ya era suficiente la de los seis meses.
- Prometo ayudarte a que superar tus tramas, con la condición de que tu me ayudes con los míos...- Propuso viéndolo directamente a los ojos
- Ahora que los dos vemos al director, podría ser buena idea- Sonrió inocente
- Ni una palabra de esto a la Agencia
- Ni una palabra de esto a la Mafia
- Es una promesa- Dijeron al unísono, estrechando sus manos en señal de acuerdo.
Finalmente luego de un rato, los dos fueron camino a su casa. Atsushi ni se molestó en ducharse a pesar de estar lleno de pasto y tierra de tanto caerse, sólo cambio su ropa y se acostó a dormir. Akutagawa saludo a su hermana y le deseo buenas noches, también hizo lo mismo que el agente, pero a él no le gustaban los baños.
Lo de esa noche, sólo era el comienzo de algo más.
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No voy al día con el manga, así que no conozco al 100% el pasado de los dos, sólo mencioné lo que ya sabía y otro par de cosas que supuestamente son canon.
En otras noticias, ando empezando nuevos fics que llevaba tiempo queriendo hacer y algunos que debo a ciertas personitas <3