18. Gato metiche

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Nastume Soseki, un hombre de unos 60 años o incluso más, ex-mentor de Yukicki Fukuzawa y Mori Ougai. Con la habilidad de convertirse en gato, además de un carácter carismático y cierta intriga por meterse en la vida de los demás.

Un gato metiche en pocas palabras.

Aunque siempre tiene un objetivo positivo, sus planes pueden llegar a ser... intensos.
Por la misma razón, quería darles una manita de gato a las tres generaciones.

Lo logró con el presidente y el líder de la Port Mafia, lo logró con el Soukoku y ahora quería saber que clase de relación podía llegar a tener el Shin Soukoku.

Bastaron un par de horas para seguirlos en una de sus citas para saber que esos dos eran pareja, además de estar presente la tarde en el muelle.

Sus esperanzas sobre ellos eran curiosas, tenían una excelente conexión al combatir en pareja, eran muy parecidos con respecto a su infancia y los dos se apoyaban mutuamente. Fuera de lo romántico, les veía futuro como protectores del famoso libro.

Antes de que sus encuentros fueran tan frecuentes, escuchaba como Atsushi hablaba consigo mismo para aclarar sus ideas.

Tanto papeleo lo tenia aburrido, así que mientras organizaba, opinaba de todo. Mencionaba sus impresiones del mafioso, su forma de pelear, su manera de planear y observar para tener la victoria.

Según Atsushi, era alguien difícil de tratar, pero no imposible. "Tiene la mirada triste y pérdida a veces... quisiera saber que le pasa y poder ayudarlo" dijo aquella vez.

Eso lo llevó a vigilar sus pocos encuentros antes de su amorío. En callejones, supermercados, edificios, donde sea que fuese, alguno de los dos terminaba mal herido, ya sea con golpes o palabras.

Akutagawa no tenía paciencia y Atsushi tenía mucha, uno era asesino y el otro pedía perdón por cualquier cosa.

Un caso difícil, pero sencillo cuando les das un pequeño empujón. Natsume nunca estuvo detrás de su relación, sin embargo metió la pata en ocasiones.

- ¿Es una broma verdad?- Preguntó Mori

- Es imposible que suceda tan de repente- Apoyó Fukuzawa

Como era de esperarse, se les adelantó al Soukoku y fue con el chisme a los líderes.

- Ustedes cayeron en los brazos del otro de la noche a la mañana, literalmente...- Dijo avergonzando al par

Era cierto que las tres generaciones se parecían mucho, uno demasiado frío y serio pero con una debilidad por el otro cálido y cariñoso.

Aunque no aplique mucho para Chuuya y Dazai, ellos parecian matrimonio divorciado.

- Natsume-sensei, ¿es buena idea?- Preguntó preocupado - Los dos son muy jóvenes aún, creo que deberíamos darles un momento y dejar que el tiempo decida

- Bien, pero cuando tu chico emo deje la Mafia para huir a Canadá con su amante no vengas a llorarme- Contestó firme

- En primera ¿por qué Canadá?... en segunda, Akutagawa no tomaría decisiones tan precipitadas... creo

Mori ya estaba entrando en pánico. Primero Dazai dejo la Port Mafia y ahora podía perder a Akutagawa ¡No, no, no!

- Puede que así llegue a ser Ougai, lo mejor sería decirles que no tienen nada de que preocuparse ¿no crees?

- Siempre sabes como calmar mis nervios...- Suspiró aliviado

- ¿Entonces? ¿Qué proponen?- Preguntó Natsume, evitando el ataque de amor de los jefes

Cualquiera diría que todo sería solucionado con un buen café y una charla agradable. Sabian que al pedir la ayuda de Ranpo, todo arderia en llamas, pero aceptaron su desquiciada idea.

El detective propuso una idea de "traición" para Akutagawa, mientras que Atsushi sólo sería un simple desempleo. Las reglas de la Port Mafia decían que la traición se castiga con la muerte, ya se podrán imaginar el resto.

A medida que pasaba el plan, más personas se veían preocupadas. La Agencia entera veía al presidente vigilar mucho al albino, y la Port Mafia veía que el Jefe tampoco le quitaba la mirada de encima.

Dazai fue el primero en deducir que sabían algo por un tercero, pero no dio con ningún sospechoso. Chuuya se encargaba de calmar los nervios del castaño, pues parecía que sufriría de un paro cardíaco un día de estos.

Pasaron por lo menos un mes entero de nerviosismo, pero nunca hubo una charla o reunión donde les dijeran sus castigos.
La ansiedad y preocupación los consumía, pero siguieron actuando como si nada.

Poco a poco sus sospechas se tranquilizaron, aunque nunca bajaron la guardia.

Hasta que recibieron un curioso mensaje.

Hasta que recibieron un curioso mensaje

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¿Harán que los tortolitos se separen? ¿Un suicidio Doble seria la solución? ¿Con cuántos chocolates sobornaron a Ranpo para que les hicieran el plan?

¿El Soukoku recibirá un castigo por cubrirlos? ¿Qué clase de ideas tienen los líderes?

Descubranlo en los últimos capítulos 💫

¡Gracias por leer!

Together // Shin SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora