5. Perdón

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Cualquiera que lo conociera por más de una semana sabía que algo malo pasaba con él.

Toda la Agencia lo notó en minutos, sus ojos se veían opacos y su cabeza en las nubes. Más de una vez le dieron el día libre para descansar, y aunque no tenía intenciones de hacerlo, prefería irse y no preocupar a los demás.

De por si él sólo se sentía como una carga, que los demás llegarán a considerarlo así dolía. No quiere causarle problemas a los demás, sólo intenta ayudar, pero cada vez que lo hacía, terminaba echando todo a perder.

Pensó que podía salvarse el solo, pero tenía que reconocer que también necesitaba ayuda de vez en cuando.

Ni loco pediria consejos a sus compañeros, siempre terminan desviando el tema, o dándole consejos inútiles. No es que los menosprecie, sólo no son los indicados para eso... y sabía perfectamente quien si lo era.

Su único escape en esos ratos eran los columpios en los que jugaron esa noche, y aunque lo hacían sentir peor, se divertía un rato. Imaginado su familia, sus compañeros de escuela, una vida normal.

Viendo las horas pasar y los niños jugar. En más de una ocasión los pequeños preguntaron por su estado de ánimo, preocupándose por un extraño que parecía necesitar ayuda. Otra vez las lágrimas amenazaron con salir.

No odiaba su vida, pero siempre pensó en como sería morir y dejar todo atrás, sin problemas, sin ser una carga o un estorbo en el camino de los demás. Sin embargo, la idea lo asustaba... dejar de sentir, de ver, de escuchar, de disfrutar cosas tan simples como un amanecer, un plato de chazuke, la risa de los niños, el cielo azul.

Lo único que podía y estaba dispuesto a lograr, era ser digno de vivir.

Sus pasos lo guiaron una y otra vez al cementerio, y por más que reunía fuerzas, nunca lograba pasar a más de tres metros.

Hasta que un día lo encontró de nuevo. Ni siquiera quería verle la cara o escuchar su voz, seguramente lo atravesaria con Rashoumon.

- ¿Ahora que?- Preguntó harto y a punto de darse la media vuelta e irse

- Vamos- Pidió, sacando un ramo de flores blancas de su espalda

Atsushi supo a lo que se refería, pero sólo se dejo guiar. A pesar de todo, no dio ni cinco pasos hacia adentro.

- Si no lo haces, nunca podrás superarlo..

Sin pensarlo dos veces, lo agarró de la mano y lo llevo a rastras hasta la lápida, no tardo mucho para romper en llanto y caer de rodillas.

Akutagawa no podía hacer nada más, así que sólo se arrodilló junto con él y lo abrazo. El albino lloro y lloro, tanto que al mafioso casi se le sale una lágrima pero no lo hizo debido a su orgullo.

No lo diria en voz alta, pero ver a Atsushi de ese modo lo ponía mal. Poco a poco su llanto cesó, aún así seguía hipando y sollozando ligeramente.

- L-lo siento por todo lo que dije hace unos días... no era mi intención dañarte tanto, en cambio me gustaría intentar llevarnos mejor...- Dijo suave para no alertar al agente

- Esta bien, m-me gusta la idea...- Soltó una risa amarga y limpio sus lágrimas

Siguieron abrazados por un rato más, ninguno parecía querer separarse y menos en un momento como ese.

- Esto es raro...- Confesó nervioso

- Lo se, nunca pensé terminar así

- ¿Tenías un plan o algo?

- Tal vez, pero nunca te lo diré

Atsushi esbozó una pequeña sonrisa y se puso de pie despacio, ofreciendo su mano al mafioso para levantarse también.

Se miraron unos segundos y al darse cuenta de lo que hacían desviaron la mirada del otro.

- ¿C-crees que s-se haya ido?- Preguntó observando por todos lados

- Esperemos que si Jinko, por que ya lo no aguanto- Se quejó

No necesitaban palabras, así que dejaron el ramo de flores bien acomodadas y salieron del lugar.

- ¿Tienes algo que hacer ahora?- Preguntó esperando una respuesta negativa

- La verdad no, ¿propones algo?- Respondió sacando las manos de su abrigo

Se miraron cómplices y corrieron juntos hasta el parque, donde compitieron toda la tarde por ver quien era el mejor en cada uno de los juegos.

A pesar de ser primerizo, Atsushi ganó cuatro de siete y once de veinte rondas en el juego del gato. La pasaron increíblemente bien, sin tantas peleas ni golpes, aunque en una partida de ajedrez Akutagawa casi lo asesina con la cadena de un columpio.

No recordaban la última vez que se rieron tanto en su vida con y de alguien más. Si, salieron con varios raspones y moretones, pero todos valían la pena.

Por que eran de buenos momentos divertidos y graciosos, a diferencia de los de batallas causados por ataques de rabia donde lucharon por separado, estos eran valiosos, por que eran momentos juntos.

Cayó la noche y los dos tuvieron que regresar a su residencia, cada uno por su camino pero con una sonrisa llena de emoción por saber cuál sería la siguiente reunión de juegos.

Incluso Kyouka se sorprendió de verlo tan alegre, ya que últimamente todo le salía mal y parecía muy decaído. Agradeció internamente a la persona que lo hizo recuperar su felicidad.

Al igual que la pequeña, Gin hizo lo mismo. Su hermano se veía de mejor humor y menos pálido, además de que sonreía ligeramente a ratos.

Sus recuerdos y momentos juntos apenas comenzaban.

Sus recuerdos y momentos juntos apenas comenzaban

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Pinshe montaña rusa de estabilidad emocional nmms...

En fin, los amo <3

¡Gracias por leer!

Together // Shin SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora